Hace unos días el Gobierno federal, a través de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la Nación (FGN), logró la captura de los principales líderes y sucesores de la llamada Unión de Tepito, Fuerza Unión Tepito y de una célula importante del Cártel Jalisco Nueva Generación.

En una semana se realizaron los operativos necesarios para darle un poco de oxígeno a la Ciudad de México en materia de violencia, extorsiones y delincuencia. Llama la atención que las investigaciones de la Fiscalía General de la República en cada una de las detenciones concluían que los líderes de estos grupos habían conformado en los últimos años redes de corrupción al interior de los cuerpos policiacos de la Ciudad de México.

Por ejemplo, la carpeta de investigación vinculada a Pedro Ramírez Pérez, alias el Jamón, líder de la organización delictiva denominada La Unión de Tepito, indica que por años se dedicó a crear una red de corrupción al interior de instituciones de seguridad pública de la Ciudad de México, las cuales colaboraban para su grupo proporcionándole información de acciones operativas en puntos de venta y distribución de droga.

Además de ello, la carpeta de investigación indica que los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX brindan protección institucional al momento de la detención de integrantes de su organización delictiva, y para ello hay evidencia de que los elementos eliminaban indicios al momento de la puesta a disposición, con lo que los delitos graves no lograban confirmarse y, por tanto, los miembros de dicha organización delictiva quedaban libres a las pocas horas de ser detenidos.

Lo increíble de esto es que la semana pasada, Jesús Orta, titular de Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, no realizó ningún pronunciamiento al respecto, ni siquiera como lo ha hecho en ocasiones pasadas en las que anuncia una investigación interna y después tardan meses en salir los resultados, si es que salen.

En enero pasado, el propio Jesús Orta señaló que tenía conocimiento de que en su corporación existía el pago de cuotas a mandos, el llamado “entre”, y pago a “aviadores”, entre otras anomalías en las que se hablaba de la colusión con grupos delictivos.

En ese entonces explicó que ya estaban haciendo una indagatoria sobre tales acciones. Sin embargo, hasta la fecha no hay acciones, y la incidencia delictiva sigue creciendo en la ciudad.

Hace cuatro meses, Orta señaló “para mí, lo importante es tomar acción y dar la señal hacia funcionarios, policías y administrativos de que la corrupción no se va a tolerar. No voy a encubrir a nadie con respecto al resultado que den las investigaciones”.

El problema es que el oxígeno que le dio la Agencia de Investigación Criminal a la ciudad no durará nada si Jesús Orta no empieza a desmantelar esas redes de corrupción que tienen en sus cuerpos policiacos. Más que buenas intenciones en estos momentos, la metrópoli y dicha corporación requieren de medidas a tomarse, como lo fue la misma captura de los líderes de estas organizaciones.