Con el propósito de hacer una reflexión colectiva en el Día Nacional del Niño y de la Niña, implementado en 1924 por el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, dónde se promueve el bienestar y felicidad de los menores, expongo datos relevantes de niñas, niños y adolescentes que no pudieron disfrutar de su infancia, pues en su imperante necesidad de ganarse el pan de cada día, abandonaron su derecho a la educación, a la felicidad, al sano desarrollo integral, al descanso y esparcimiento.

El trabajo infantil es un fenómeno que afecta a millones de niñas, niños y adolescentes en todo el mundo; generalmente, quien incurre a la vida laboral desde una edad prematura se ve obligado a dejar de estudiar y acepta empleos mal pagados con poca movilidad social, reproduciendo la pobreza.

A pesar de que en el artículo 1, sección II de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes garantiza el pleno ejercicio, respeto, protección y promoción de sus derechos, los resultados que nos brindan estudios de distintas instituciones, dicen lo contrario.

En 2007, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo para las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), incorporaron el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), con la finalidad de compilar información que permitan entender el trabajo infantil entre las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años. A nivel mundial, la OIT y la UNICEF entregan un informe similar cada cuatro años desde hace más de dos décadas.

Los resultados expuestos por la OIT en su más reciente publicación (2012-2016) son preocupantes, pues nos indican que existe una población infantil trabajadora mundial de 152 millones, y de esos niños, el 48% realizan trabajos peligrosos.

Los rubros establecidos para saber acerca de los niños que trabajan fueron por género y grupos de edades:

Por género
Niñas: 42%.
Niños: 58%

Grupos de Edades

5-11: 48%
12-14: 28%
15-17: 24%.

La baja porcentual entre el primer grupo de edad con el segundo, se puede interpretar no como una mejora social, sino todo lo contrario, nos dice el elevado factor de mortalidad que representa trabajar a temprana edad, el contexto de pobreza en el que viven, la violencia con la que lidian y las precarias condiciones en las que ejercen sus actividades productivas.

También, la tabla de medición clasifica en tres grandes rubros las actividades económicas: Agricultura, Industria y Servicios. Los cuales quedaron de la siguiente manera:

Agricultura: 70.9%
Industria: 11.9%
Servicios: 17.2%

En México, este problema no nos es ajeno. Un estudio de Adriana Pérez Amador, investigadora del INEGI, reporta que de los 39.2 millones de niñas, niños y adolescentes en el país existen alrededor de 2.5 millones que participan en alguna actividad económica y el 31.5% de estos niños, es decir casi 800 mil, participan en actividades de riesgo; sin embargo, este tema se complejiza cuando sumamos otro tanto de niños que están ocupados en quehaceres domésticos o cuidados no remunerados, pues las cifras se vuelven especulativas y se estima que de 68.5% a un 73.4% de menores son los vinculados a alguna actividad que no les compete.

Tomando en cuenta lo anterior, el carácter de género cobra relevancia, pues se lee en las cifras la vinculación de las niñas a las actividades domésticas con una marcada diferencia de los niños.

Los datos nacionales de ocupación de niñas, niños y adolescentes quedaron de la siguiente manera:

General
Ocupados, quehaceres domésticos y estudian 49.1%
Ocupados y estudian 14.9%
Ocupados y quehaceres domésticos 24.4%
Sólo ocupados 11.7%

Niñas
Ocupados, quehaceres domésticos y estudian 61%
Ocupados y estudian 7%
Ocupados y quehaceres domésticos 29.4%
Sólo ocupados 2.6%

Niños
Ocupados, quehaceres domésticos y estudian 43.3%
Ocupados y estudian 18.7%
Ocupados y quehaceres domésticos 21.9%
Sólo ocupados 16.1%

LEG