¿Qué fue lo que negoció la CNTE para que retirara su plantón de la Cámara de Diputados?

Algo muy gordo debieron haber obtenido en la negociación que tuvieron por la mañana con autoridades de las Secretarías de Educación y Gobernación, así como con un grupo de legisladores de la Comisión de Educación.

El punto medular sigue siendo que la CNTE –el SNTE domesticado no es capaz de articular ninguna acción- pretende que se eliminen las evaluaciones y que los egresados de las normales tengan pase automático a una plaza de profesor.

Eso equivale, nuevamente, a dejar en manos de grupúsculos políticos la venta de plazas o, en el mejor de los casos, el reclutamiento a cambio de un trabajo.

La disidencia magisterial también quiere que los derechos laborales de los maestros se incluyan en el apartado B del artículo 123 constitucional, cosa que ya ocurre, pero se niegan a que se haga siquiera una mención de los mismos en el artículo tercero de la Constitución.

El Gobierno no puede ceder a todo lo que pide la CNTE, porque en unas semanas pedirá el control total de la educación en los estados en los que tiene fuerza.

Y aunque parezca que ya lo tiene –el control-, la CNTE sigue siendo minoría en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas, pero sus acciones se ven exponenciadas por su violencia e intransigencia y por la permisividad y pasividad del magisterio oficialista.

El proyecto de reforma educativa de Morena hacía cambios al modelo peñista, pero mantenía en manos del Estado la rectoría de la educación.

Ésta sólo se puede garantizar si hay controles para filtrar a los buenos de los malos profesores; permitir que por el solo hecho de ser normalistas todos los aspirantes a profesores tengan una plaza garantizada le quita al Gobierno una buena parte de la autoridad para regular la calidad de la educación.

Tendremos que esperar a la semana próxima, cuando se presente la iniciativa corregida para saber el alcance de la reforma educativa de Morena, si es cierto que el Gobierno quiere educación de excelencia o si simplemente sus aliados le volvieron a hacer manita de puerco.

Como pasó en Michoacán, en donde, por cierto, pese a las demandas en contra de los líderes que causaron miles de millones en pérdidas, no ha pasado nada.

Nada.
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Un poco de cordura regresó a la oposición en el Senado, y con sus votos se evitó que fueran aprobados los nuevos integrantes de la Comisión Reguladora de Energía propuesta por López Obrador.

Morena y sus achichincles votaron a favor de los integrantes de las ternas que mandó hace unas semanas el Presidente, pese a la notable incapacidad y desconocimiento de los candidatos propuestos.

Pero la oposición logró que ninguno de ellos obtuviera la mayoría calificada para que llegaran a un cargo que requiere de un conocimiento amplio del tema.

López Obrador tendrá que mandar otras ternas, pero conociéndolo, seguramente habrá dos o tres nombres repetidos.
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Ricardo Monreal presentó su libro Reforma al Sistema Financiero Mexicano, con el que busca pavimentar el camino a cambios en las leyes del sector a fin de abaratar las comisiones que cobran las instituciones de crédito.

El prólogo del libro indica que el texto “propone una ruta de acción para que a través de una mayor inclusión financiera se pueda reducir el porcentaje de personas que viven en la pobreza y se logre acotar la brecha de la desigualdad existente’’.

A ver.