Un estudio realizado a más de 17 mil  adultos en Estados Unidos, por el Estudio Nacional de Examen de Salud y Nutrición, demostró que el consumo moderado de alcohol (entre siete y 13 tragos por semana), aumenta el riesgo de hipertensión.

Medios de comunicación informaron que algunos estudios previos han asociado el consumo moderado de alcohol con reducir el riesgo de algunas formas de enfermedad cardíaca.

Sin embargo, la mayoría de las investigaciones no han evaluado la presión arterial alta entre los bebedores moderados; la hipertensión es un factor de riesgo importante para el ataque cardíaco y el accidente cerebrovascular.

“Creo que este será un punto de inflexión para la práctica clínica, así como para futuras políticas de investigación, educación y salud pública relacionadas con el consumo de alcohol”, explicó  Amer Aladin, becario de cardiología del Wake Forest Baptist Health y autor principal del estudio.

De cuerdo con investigadores, el impacto de este compuesto en la presión arterial podría deberse a una variedad de factores.

Ya que el alcohol aumenta el apetito y es alto en calorías, beber a menudo conduce a una mayor ingesta calórica en general.

Las actividades de esta sustancia en el cerebro y el hígado también podrían contribuir al aumento de la presión arterial.

“Este estudio no solo es grande sino también diverso en términos de raza y género”, señaló el autor y recomendó a los consumidores moderados o recurrentes, pedir a su médico les controle la presión arterial en cada visita.

Los investigadores no encontraron ninguna diferencia significativa en la presión arterial y el consumo de alcohol por género o antecedentes étnicos.
Se informó planean continuar con el análisis de datos para conocer cómo los factores demográficos pueden influir en la relación entre el consumo de estas bebidas y la presión arterial alta.

El extra:

Un estudio del Instituto Americano de la Investigación del Cáncer y del World Cancer Research Found indicaron que un sólo vaso de vino o de otra bebida alcohólica al día, aumenta el riesgo de cáncer de mama. En cambio, el ejercicio intenso reducen el riesgo.