El jueves pasado tuvo usted aquí el avance:
El priismo fincaba condiciones para un tête à tête entre el doctor José Narro Robles y el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Alito.

El fin de semana se confirmó la primicia cuando el ex rector anunció su decisión de competir por la presidencia del PRI.

Un dato es clave en esta historia.

Entre fines de 2015 y principios de 2016, el entonces presidente Enrique Peña pidió a su gabinete hacer más giras, organizar actos públicos, conceder entrevistas.

En otras palabra, placearse, “porque hay lugares donde la gente no conoce a algunos de ustedes”.

Entusiasmados, varios secretarios preguntaron si podían promoverse como precandidatos presidenciales.

Todos recibieron la autorización, y así hubo quienes lo declararon públicamente -José Calzada, Enrique de la Madrid, José Narro…- y otros no.

Lo hacían a sabiendas de la marcada preferencia de la dupla Enrique Peña-Luis Videgaray, el segundo poder tras Los Pinos, por José Antonio Meade.

TRATO INDIGNO A PRECANDIDATOS

Los apearon de manera indigna.

José Calzada declinó cuando no vio crecer sus números y entendió la política palaciega.

Enrique de la Madrid dudó hasta el final sin protestar.

Y José Narro se quedó en espera de explicación.

En lugar de ésta, recibió más maltrato.

Ungido José Antonio Meade, Narro se concentró en la Secretaría de Salud.

Pero desde el poder se le promovía en medios para candidato en la Ciudad de México.

Un día, enero de 2018, en un acto priista vio al otro lado del presídium al responsable tricolor en la capital, Eruviel Ávila, y lo encaró muy molesto:
-Te prohíbo que uses mi nombre para jefe de Gobierno u otro cargo… No ando buscando chamba…

Entonces los señalamientos presidenciales se dirigieron a Enrique de la Madrid, quien los respondió por el mismo conducto, a través de los medios.
-Yo aspiré a la candidatura presidencial de mi partido, y nunca lo negué, pero no ando buscando chamba…

Sin esa historia hoy no habría el tête à tête adelantado aquí el jueves y el cual confirmamos este lunes de aniversario del PRI.

Dos políticos con historias diferentes pero, qué duda cabe, dos tipos de respeto.

ANTONIO ORTIZ VA DEL PRI AL PAN

Dos historias de alimentación y salud:

1. El empresario Antonio Ortiz, propietario de IFOOD México, una sociedad anónima de capital variable, fue favorito del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte.

Se le mantuvo a pesar de haber sido inhabilitada por la Contraloría del DIF por entregar documentación falsa.

Pero Ortiz ha transitado del sexenio priista al panista del estado a través de otra firma, Alimentos con Idea.

Sin experiencia alguna, le han dado un contrato millonario para proveer comidas a los reclusorios estatales de Chihuahua.

Todo en tiempos de la 4T impulsada por Andrés Manuel López Obrador.

2. Expresa el discurso presidencial su interés de privilegiar a la industria farmacéutica nacional.

La oportunidad aumenta porque gran cantidad de investigaciones de la UNAM serán incorporadas al sector productivo para su comercialización.

Pasado mañana se firmará el convenio entre el secretario general de la Máxima Casa de Estudios, Francisco Lomelí, y el presidente de la AMELAF, Arturo Morales Portas.

El objetivo, precisará el acuerdo, será beneficiar al consumidor mediante la reducción de precios.

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