Víctor Manuel Hernández Pimentel, químico de alimentos, explicó que los comestibles procesados no son dañinos para la salud, el problema radica en cuánta cantidad consumamos de ellos.

El egresado de la Facultad de Química de la UNAM, indicó en el taller Alimentos procesados. Mitos y realidades que los alimentos procesados son los que han sido manipulados para el consumo humano; e  incluso aquellos productos considerados como frescos han pasado por cierto grado de procesamiento.

Las cinco categorías de comestibles procesados más ingeridos en México son panadería, lácteos, confitería, productos del mar junto con cárnicos, salsas y aderezos.

Para Hernández Pimentel los procesados comercializados por la industria de alimentos, aportan los mismos valores nutricionales que los vendidos en mercados frescos, e incluso a algunos comestibles como los cereales se les adicionan minerales y vitaminas que no tienen originalmente.

Resaltó actualmente existen múltiples paradigmas en tanto al supuesto mal que causan los alimentos ultraprocesados, y los cuales son compartidos y reproducidos en redes sociales sin fundamento científico.

Como por ejemplo videos en YouTube donde individuos queman frituras y explican éstas arden debido a que están hechas de petróleo, o  grabaciones donde se exhibe que si se deja un hueso de animal dentro de una botella llena de refresco, éste se pintará y doblará a causa de las sustancias “altamente peligrosas” del líquido.

Ante este tipo de material difundido en internet el experto recomienda no creer de manera inmediata, y si preguntar quiénes son los autores del video y con qué argumentos aseguran tal información, pues de acuerdo al académico, el hecho de que las frituras ardan o el hueso se doble se debe a un efecto simplemente químico.

El especialista indicó que los aditivos contenidos en productos son sustancias totalmente seguras para su consumo:

“Cuando se añaden estas sustancias ayudan a mantener su frescura, sabor, textura, y aspecto, desde su fabricación hasta el momento en que se ingieren, y gracias a ellos, los diferentes productos se conservan en buenas condiciones a lo largo de toda la cadena de producción, exhibición y venta al público”.

Actualmente todos los aditivos alimentarios han sido sometidos a procesos de evaluación para confirmar son totalmente seguros para el consumo humano, dijo.

El químico destacó debemos dejar a un lado los paradigmas y sólo recomendó al consumidor verificar en el empaque el número de calorías al momento de consumir un producto, pues el único problema que causan los alimentos procesados radica en la cantidad que consumamos diariamente pues “todo en exceso es malo”.

Señaló que los problemas de salud relacionados a la alimentación dependen de múltiples factores a considerar, como el estado de salud y la condición de cada persona, los hábitos cotidianos que ésta lleve y la cantidad de ejercicio realizada diariamente.

Al finalizar el taller informativo, Hernández Pimentel invitó a la gente a comprobar que los alimentos procesados no causan el daño con el cual se les ha caracterizado negativamente en la sociedad.

El candidato a Doctor en Ciencias de los Alimentos mencionó de acuerdo con la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Tecnología en Alimentos los productos procesados están divididos en las siguientes categorías:

Mínimamente procesados: verduras y frutas frescas, refrigeradas, congeladas y empacadas al vacío; granos (cereales), incluido todo tipo de arroz; frijoles y otras leguminosa; raíces y tubérculo; hongos; frutas secas; jugos de frutas recién preparados o pasteurizados no reconstituidos; nueces y semillas sin sal; carnes, aves de corral, pescados y mariscos frescos, secos, refrigerados o congelados; leche en polvo fresca, entera, parcial o descremada, pasteurizada y fermentada como el yogurt; huevos; harinas, pastas; tés, café e infusiones de hierbas y agua corriente (de grifo), filtrada, de manantial o mineral.

Ingredientes culinarios procesados: aceites vegetales; grasas animales; almidones; azúcares y jarabes y sal.

Procesados: verduras y leguminosas enlatadas o embotelladas; frutas peladas o rebanadas conservadas en almíbar; pescados enteros o en trozos conservados en aceite; nueces o semillas saladas; carnes y pescados procesados, salados o curados y no reconstituidos como jamón, tocino y pescado seco; quesos hechos con leche, sal y fermentos y panes elaborados con harinas, agua, sal y fermentos.

Ultraprocesados: hojuelas fritas y productos snack dulces, grasosos o salados; helados; chocolate y dulces o caramelos; papas fritas; hamburguesas y hot dogs; nuggets; panes, bollos y galletas empaquetados; cereales endulzados para el desayuno; pasteles, masas, mezclas para pastel; barras energizantes; mermeladas y jaleas; margarinas; postres empaquetados; fideos; sopas enlatadas, embotelladas, deshidratadas o empaquetadas; salsas, extractos de carne y levadura; bebidas gaseosas y bebidas energetizantes; bebidas azucaradas a base de leche, incluido el yogur para beber de fruta; bebidas y néctares de fruta; cerveza y vino sin alcohol; platos de carne, pescado, vegetales; pasta, queso o pizza ya preparados; leche maternizada para lactantes; preparaciones lácteas complementarias y productos adelgazantes, tales como sustituto en polvo o fortificados de platos o comidas.

Lo que debes saber:

El último informe de ProMéxico con respecto a la industria de los alimentos procesados en nuestro país, indica que representó en 2016, 23.4% del PIB manufacturero y 3.9% del PIB total de México, y cuyo valor de producción fue de 111.4 mmd.

Se prevé que para el periodo de 2017-2021, la producción de la industria en México crezca a una tasa media de crecimiento anual de 5%.

El Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios que se compone por especialistas en diversas disciplinas como la toxicología o la nutrición, desde 1956 ha evaluado más de 2 mil 600 aditivos alimentarios; sólo aquéllos que demostraron su inocuidad han sido aprobados para su uso en la elaboración de comestibles y bebidas.

La Comisión del Codex Alimentarius, órgano conjunto de la Organización Mundial de la Salud se encarga de fijar las dosis máximas de aditivos que pueden añadirse a los diferentes productos para garantizar su seguridad.

La única manera en que una persona ingiere un producto sin procesamiento sería adquirir un fruto recién cortado o cazar un animal y comerlo inmediatamente.

Las cinco categorías de comestibles procesados más ingeridos en México son panadería, lácteos, confitería, productos del mar junto con cárnicos, salsas y aderezos.

FRASE
“No hay que restringir los alimentos procesados, sólo controlar las dosis”, Víctor Manuel Hernández Pimentel, químico de alimentos.

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