El semanario The Economist publicó la edición 2018 de su Índice de Democracia. Este “mide” el estatus de la democracia en 167 países, vía 60 incisos en 5 categorías: procesos electorales y pluralismo; libertades civiles; funcionamiento del gobierno; participación política; y cultura política. Estos resultados determinan si un país es considerado “democracia plena”, “democracia defectuosa”, “régimen híbrido” o “régimen autoritario”.

En 2018, solo 20 países (4.5 % de la población mundial) eran “democracias plenas”, como Dinamarca o Uruguay; 55, incluyendo EU y México, eran “democracias defectuosas” (43.2 %); 39 eran un “régimen híbrido” (16.7 %), como Haití y Tailandia; y 53, “regímenes autoritarios” (35.6 %) como China y Venezuela. En contraste, el porcentaje de población bajo estas categorías en el Índice 2017 era 4.5 %, 44.8 %, 16.7 % y 34 %, respectivamente.

En un año bajó levemente la proporción de personas viviendo en “democracias defectuosas” y subió solo punto y medio en “regímenes autoritarios”; mientras que en “democracias plenas” y en “regímenes híbridos”, se mantuvo la tasa de 2017. El cambio es mínimo, por lo que “no empeoró” el decaimiento registrado en 2017: en 2018, solo 42 países tuvieron un descenso de calificación, en comparación con los 89 que perdieron puntos el año anterior.

¿Qué otros cambios interesantes registró The Economist en 2018? En esencia, cuatro. El primero remite al propio reporte: “A pesar del desencanto con la democracia, a nivel global, la participación política (…) aumentó. Lejos de ser apáticos (…) la población salió a votar y protestar”. Esto, de hecho, fue lo que logró que la situación “no empeorara” de 2017 a 2018.

El segundo es sobre el involucramiento de las mujeres: “Ningún indicador de participación mejoró más que la participación de las mujeres, medida por la proporción de representación en las legislaturas”. Recordemos, por ejemplo, que tanto el Congreso mexicano como el estadounidense rompieron récords de presencia femenina con sus comicios de 2018.

El tercero, en Europa: “Hubo disminuciones sustanciales en las clasificaciones de varios países europeos (…) En Italia, la caída de confianza en la política tradicional produjo una victoria contundente en las elecciones parlamentarias” del antisistema “Movimiento 5 Estrellas”, y la antiinmigrante y euroescéptica, “Liga del Norte”. Y en Rusia, “una fuerte disminución en su puntaje de libertades civiles causó que la clasificación del país cayera”.

En cuarto lugar, habla de los nuevos presidentes de Brasil y México. Al primero, un exmilitar homofóbico y misógino, lo ve débil en lo legislativo: “Su partido ganó solo 10 % de los escaños, lo que lo obligará a buscar el apoyo de otros”. Pero sobre el nuestro, sostiene: “Es AMLO quien podría suponer un gran riesgo a la democracia. Su partido y sus aliados tienen mayoría, lo que lo convierte en el presidente más poderoso desde el 2000”, y argumenta: “AMLO asume el cargo con menos restricciones macroeconómicas que Bolsonaro; México tiene una economía más fuerte, menor deuda pública como porcentaje del PIB y menor presión fiscal, lo que aumentará su capacidad para perseguir políticas más populistas”.

@AlonsoTamez