Foto: Reuters La política exterior del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, quien prometió una diplomática sin “sesgo ideológico”, sigue siendo una incógnita, pero los primeros indicios señalan un giro respecto al Mercosur y la relación con Medio Oriente  

Río de Janeiro.- La política exterior del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, quien prometió una diplomática sin “sesgo ideológico”, sigue siendo una incógnita, pero los primeros indicios señalan un giro respecto al Mercosur y la relación con Medio Oriente.

 

Al término de su segunda semana como presidente electo, Bolsonaro definió el nombre de cinco ministerios, pero el titular a partir del 1 de enero de la cancillería del gigante sudamericano todavía no ha sido revelado.

 

Sin embargo, las declaraciones del ex militar y su equipo sí crearon las primeras preocupaciones respecto a cuál será la diplomacia de un país clave para la estabilidad de América del Sur y crucial para la lucha contra el cambio climático por la Amazonia.

 

El asunto más controvertido es la promesa de Bolsonaro, mantenida esta semana, de priorizar la relación con Israel y trasladar la embajada brasileña en ese país de Tel Aviv a Jerusalén.

 

La controvertida decisión, que sugiere un alineamiento con Estados Unidos de Donald Trump, ya amenaza con causar un gran impacto en las exportaciones de carne brasileñas a la región, pues Brasil es el mayor productor y exportador mundial de carne halal y vende a 57 países islámicos, 22 de ellos árabes.

 

Egipto, considerado uno de los países más moderados, fue el primero en responder al anuncio de Bolsonaro, y esta semana canceló una visita del canciller brasileño, Aloysio Nunes, junto a una delegación comercial a la nación africana.

 

La decisión puso en guardia al sector agroindustrial brasileño, que dio su apoyo en bloque a Bolsonaro durante las elecciones, ya que los países árabes son, en conjunto, el segundo mayor comprador de proteína de origen animal de Brasil, con exportaciones por valor de 13 mil 500 millones de dólares en 2017.

 

Otro prematuro atrito abierto por Bolsonaro es el caso del Mercosur, pues tanto el presidente electo como su “superministro” de Economía, Paulo Guedes, un ultraliberal que asumirá tres carteras para comandar la economía del país, dijeron que el bloque de países sudamericano “no serán la prioridad” para el nuevo Ejecutivo.

 

Este viernes el embajador argentino en Brasil, Carlos Magariños, visitó a Bolsonaro en su residencia en Río de Janeiro, en una reunión cuyo contenido no trascendió, pero sí reflejó la ansiedad que genera la política del ex militar en el país vecino.

 

También se reunió con Bolsonaro el embajador alemán en el país, quien hace unos días criticó la postura del Ejecutivo respecto al Mercosur, en momentos en que el bloque ultima las negociaciones con la Unión Europea (UE) para un tratado de libre comercio.

 

“Comercio con todo el mundo sin sesgo ideológico + reducción de impuestos + desburocratización = más confianza, más inversiones y más empleos”, dijo Bolsonaro este viernes en su cuenta de Twitter tras las reuniones.

 

Asimismo aseguró que “tras las elecciones, grandes empresas ya anunciarán millones en inversiones en Brasil en los próximos años”.

 

Con un aporte superior al 75 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) total del Mercosur, Brasil es el gran gigante del bloque comercial y aduanero, y sus decisiones podrían tener un gran impacto en las economías vecinas, en especial en Argentina, duramente afectada por la crisis.

 

fahl