Paseo de la Reforma y algunas calles del Centro Histórico de la CDMX se vistieron de colores y tradiciones este 27 de octubre con el tercer Desfile de Día de Muertos.

Miles de personas se dieron cita desde las 12:00 horas, aproximadamente, sobre Paseo de la Reforma para estar en primera fila y apreciar los colores que vistieron de gala la capital del país con una de sus tradiciones más representativas. Entre el calor, cansancio y ruido de la calle, se encontraba la familia Zuñiga, proveniente de Iztapalapa; 17 integrantes entre niños y adultos aguardaban la hora en que las catrinas y otras figuras comenzaran a desfilar.

Para Bruno, el más pequeño de la familia con apenas nueve años de edad, fue una experiencia muy grata ser testigo de los bailes, porras y carros alegóricos que hicieron su recorrido desde la Estela de Luz hasta el Zócalo capitalino. Con su rostro caracterizado de catrín, permaneció muy atento a cada artista y figura deslumbrante.

La espera terminó y el cuadro de Tenochtitlán hizo su aparición con danzantes y guerreros. Uno a uno fueron desfilando hasta llegar a los migrantes extranjeros que aportaron un intercambio cultural al México de ayer. España, China, entre otros países, fueron quienes protagonizaron este segmento mostrando dragones, personajes migrantes españoles y barcos.

“Me gustan mucho estas niñas. Todas ellas son unas mujeres muy bonitas y llenas de alegría, colores y con un gran corazón”, expresó Bruno luego de tomarse una fotografía con una de las catrinas que engalanaron Paseo de la Reforma. La fiesta llegó con este grupo de calaveras, diablos, charros y mariachis, pues a ritmo de salsa, cumbia y más, prendieron a la gente que, entre aplausos, marcaba el compás de la música.

Luego de casi dos horas, Bruno despidió a los revolucionarios y luchadores que cerraron el Desfile de Día de Muertos. Pero su emoción no terminó ahí, ya que inmediatamente él y su familia se trasladaron hasta el Zócalo para apreciar la Gran Ofrenda dedicada a los migrantes, la cual permanecerá en exhibición hasta el cuatro de noviembre y está conformada por cuatro arcos del triunfo, un túmulo funerario, un tradicional altar de muertos y nueve senderos que representan las etapas para llegar al Mictlán, el inframundo mexica.

Por último, Bruno aseguró que el próximo año regresará para vivir de nuevo la experiencia del día de muertos en la CDMX y prometió que “cuando sea grande”, hará partícipe a toda su familia de este desfile.

 

DPC