Está en marcha la “consulta”, perdonarán las comillas, que “decidirá”, lo mismo digo, el futuro del nuevo aeropuerto. No hay duda de que toda opción distinta a Texcoco, y aquí podemos hacer una lista de sus vicios de origen tan larga como quieran, es un disparate, según le demostraron el dólar y los mercados al Presidente electo, a quien, sí, exhibió la consulta, cuando reaccionó con esa agresividad tan significativa, de veras preocupante, a los comentarios en ese sentido que hicieron Carlos Loret y Valeria Moy. Pero no sólo el Presidente electo queda exhibido.

Se ha escrito mucho sobre las imposibilidades de la opción Santa Lucía, y ya se metieron políticos, y pilotos y organizaciones para decirnos lo mismo: que el debate es un falso debate, que hace falta ese nuevo aeropuerto y que no hay paliativos, homeopatías o placebos que valgan. No volvamos ahí. Lo que ocurre es que el falso debate exhibe también el hecho de que a quienes hemos sido escépticos o críticos o lo que quieran con la 4T, pero creemos en el intercambio de ideas, se nos acaban los interlocutores.

Pasa que las contrarréplicas han llegado a niveles de veras bajos. No me refiero a las convenientes omisiones de Jiménez Espriú. Ni siquiera al hashtag ñoño y marrullero de los que dicen que prefieren un lago (un hashtag que, cuidado, en una de ésas tienen que sustituir dentro de unos días, militancia manda, por algo como #EllagonoestabatanchidobienvenidoingenieroSlim). Ahí, está claro, no hay nada que hacer. Me refiero, por ejemplo, a lo preocupante de que un hombre con luces plantee una pregunta como: “¿Por qué prefieren una decisión unilateral a un sondeo informal?”. Caray…

Es preferible porque los Gobiernos están comisionados por los ciudadanos para tomar decisiones unilaterales con legitimidad (principio que siguió el de AMLO en la Ciudad de México), pero sobre todo porque nadie ha hablado de un “sondeo informal” en el caso del aeropuerto. De lo que se nos habla es de una consulta a partir de la cual se van a tomar decisiones cruciales, y una consulta tramposa y malhechota. Bien están los sondeos informales cuando son lo que son. Éste va disfrazado de consulta: es lobo en piel de borrego, aunque sea un lobo famélico. Y pues sí: erosiona la democracia. Mil veces la unilateralidad.

¿Es sano que los Gobiernos consulten a la ciudadanía sobre decisiones de gran calado, como un aeropuerto? Por supuesto. Cuando el Gobierno electo empiece a hacerlo, avísenos. Mientras, no traten de vernos la cara. Subamos tantito el nivel de la discusión.