Alianza trinacional, estabilización comercial, certidumbre financiera, certeza cambiaria y acompañamiento político estratégico son las claves del acuerdo comercial que ya está en la ruta de ser formalizado.

Se generarían condiciones de predictibilidad económica por 16 años, duración propuesta del acuerdo.

Mientras el presidente Donald Trump manifestó dudas de su propio liderazgo al reconocer que eventualmente los demócratas, para distanciarse de su presidencia, podrían votar en contra y por lo tanto “no es del todo segura” su aprobación, en Canadá y en México el avance aparentemente súbito -por el cual transitamos del TLC de hace 24 años al USMCA (United States, Mexico, Canada Agreement) de 2018- es prueba de interés y habilidad de los equipos de Gobierno de las tres naciones.

En el caso mexicano, es también evidencia de disposiciones estratégicas de Estado tanto del Ejecutivo saliente como del entrante.

Por encima de las diferencias ideológicas, las prioridades programáticas de generar condiciones para el desarrollo nacional aparecieron en la presentación ante la prensa encabezada este lunes por el próximo secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard: se envía un mensaje de claridad sobre el proyecto nacional, se reconocen necesidades de crecimiento del bienestar de los trabajadores mexicanos, se advierte de los riesgos y oportunidades para los esquemas de negocio de medianas y pequeñas empresas y se introduce por primera vez la dimensión cultural y simbólica en el acuerdo comercial.

Adicionalmente, México queda en situación de aprovechar el distanciamiento político económico de Estados Unidos con China, nación que habría de pagar la mayor parte de la afectación al acordarse que ningún país que pague salarios extremadamente bajos podrá producir más componentes que los determinados en el porcentaje de autopartes acordado.

El nuevo tratado comercial establece la obligatoriedad de aumentar de 63 a 75% la cantidad de autopartes que se produzcan en los tres países, lo que crea ciertas oportunidades para dicha industria. Un análisis de The Washington Post asegura que ésta es una gran noticia para las armadoras de automóviles que operan en México.

La mayoría de las autopartes debe ser fabricada por trabajadores que ganen al menos 16 dólares. A cambio, obliga a México a dar mayores facilidades para que los trabajadores se organicen en sindicatos ante la imposibilidad de que reciban tal ingreso por hora y ante la improbabilidad implícita de perder la oportunidad empresarial de aprovechar mano de obra barata en comparación con Estados Unidos y Canadá.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, aseguró que el nuevo acuerdo será benéfico para las clases medias de los tres países. En su opinión, el USMCA estabilizará la economía del siglo XXI. Desde Canadá la apuesta es mejorar la vida “de casi 500 millones de personas que llaman a Norteamérica su hogar”.

Apostemos a que las mismas prioridades estratégicas se presenten frente a los temas de justicia, seguridad y corrupción en los próximos meses.

@guerrerochipres