Alfonso Durazo seguramente deberá estar pensando en cambiar la dinámica de los foros organizados para “escuchar’’ a las víctimas de la delincuencia y a quienes tengan algo que aportar para pacificar al país.
Los tres foros que se han realizado hasta el momento han sido un fracaso.

Como le comentamos hace unos días, en ocasión del primer foro realizado en Ciudad Juárez, los eventos han servido de catarsis para los cientos o miles de familiares de personas desaparecidas o asesinadas.

El reclamo es el primer componente; de propuestas de pacificación nada en concreto.
En parte se debe a que Durazo y compañía llegan con la idea prefigurada de imponer la política esbozada por López Obrador, la de amnistiar, la de perdonar y no la de juzgar y castigar como demandan absolutamente todos los familiares que se han presentado en los eventos.

Lo que hemos visto es el esfuerzo de Durazo de adaptar la realidad al concepto de paz que pretende López Obrador.
Seguramente en la realización de estos tres primeros encuentros, quien será el próximo secretario de Seguridad Pública ha aprendido y conocido muchos detalles que desde un escritorio son imposibles de observar.

Por ello pidió a la población no esperar un milagro a partir del primer día de diciembre; los resultados de la estrategia –que no sabemos cuál será definitivamente- se verán hasta la mitad del sexenio.

Tampoco habrá Guardia Nacional –como en Estados Unidos-, como se había prometido y tendremos que seguir esperando que la famosa Gendarmería, invento de Miguel Ángel Osorio Chong, funcione en algún momento.

Los foros para escuchar no son una mala idea, pero su diseño no fue el correcto y sus organizadores han sido rebasados totalmente por la gente que no quiere escuchar propuestas, sino respuestas.

Faltan más de una decena de encuentros y no parece que la dinámica que se sigue hasta este momento vaya a cambiar.
Mientras que los familiares sigan sin escuchar que habrá juicio y castigo para los criminales, que el Estado –cuyo jefe será López Obrador- perseguirá y combatirá con los elementos a su alcance a los grupos de la delincuencia organizada, los foros están condenados irremediablemente a la intrascendencia.

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El futuro secretario de Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú, entregó al Presidente electo el dictamen sobre el nuevo aeropuerto de la CDMX la tarde de ayer.
Hasta el cierre de este espacio no se conocían oficialmente los resultados del documento que será la base de la “consulta popular’’ a la que será sometido el proyecto.
Pero en las redes sociales sí hubo una campaña previa a la presentación del dictamen, en la que se hacía énfasis en que el terreno en el que se construye el aeropuerto es de arcilla suave, lo que magnifica los sismos, que está en el lecho de un lago que irremediablemente se inundará y se constituye un ecocidio porque ocupará el lugar en donde generalmente migran distintas especies de aves.
Con ese antecedente ya se podrá dar una idea por dónde irá la recomendación de los expertos.

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El director de Liconsa, Abelardo Manzo González, debería poner más atención a lo que están haciendo algunos de sus subordinados.

Según se supo, algunos de ellos están cobrando “comisión’’ a proveedores con quienes Liconsa tiene adeudos, que van de 15 a 50% de lo facturado para que puedan pagarles.

Manzo no se ha visto envuelto en escándalos, por lo que tendrá que investigar quién o quiénes se aprovechan del cargo.