Parece que la cordura comenzó a llegar en algunos miembros del equipo de colaboradores de Andrés Manuel López Obrador.

 

Mientras que el futuro secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, afirmó que la meta del nuevo Gobierno es reducir, en tres años, a 50% la tasa de homicidios dolosos –en 2017 en promedio ocurrieron 85 asesinatos diarios en el país-, Tatiana Clouthier, que fue jefa de campaña, aseguró que en un sexenio no se puede corregir lo que no se hizo en 12 años.

 

Quién sabe qué consecuencias le pueda acarrear al interior de Morena esta declaración –ya antes había dicho que para la dirección de la Comisión Federal de Electricidad había “otros (mejores) perfiles que Manuel Bartlett-, pero de que se la van a cobrar, se la van a cobrar.

 

Clouthier se mencionaba para ocupar una subsecretaría en la Secretaría de Gobernación, pero hasta el momento no le han confirmado nada.

 

La hija de Manuel Clouthier, Maquío, generó controversia desde que decidió sumarse a la campaña de López Obrador, en contra incluso de los principios políticos de su progenitor.

 

Ahora se está convirtiendo en una colaboradora “incómoda’’ por esas declaraciones que son objetivas, pero que en el esquema de la preasunción al poder, en donde se prometen el cielo, la lunas y las estrellas, le generan un mal ambiente al futuro Presidente.

 

Como sea, no tiene desperdicio guardar las declaraciones de la señora Clouthier, que tiene razón de sobra para afirmar que en seis años no se construirá una nueva sociedad.

 

Ni aun con la reforma moral que pretende hacer el nuevo Gobierno.

 

 

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Aunque no cayeron cabezas en la pasada reunión del Consejo Nacional del PAN, hay un grupo con poder que se siente desdeñado por la actual dirigencia blanquiazul.

 

Son los gobernadores panistas que, como sabe, crearon su propio grupo para tratar de incidir en el proceso de cambio del dirigente nacional.

 

El pleito directo es con Damián Zepeda, quien los ninguneó en el pasado proceso de selección de candidatos a puestos de elección popular, a tal grado que lo culpan de no haber podido mantener gubernaturas o mayorías en los Congresos estatales, salvo en Guanajuato.

 

Los gobernadores pidieron a su homólogo guanajuatense, Miguel Márquez, que se aventara por la dirigencia nacional, pero éste se desmarcó.

 

Pero, con la medio cargada a favor de Marko Cortés, han vuelto al plan original; total, Márquez puede concluir su administración y brincar a la presidencia nacional del partido… si lo dejan.

 

 

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Por cierto, Damián Zepeda será senador y para poder registrarse como candidato, tuvo que pedir una licencia de 24 horas a los órganos de dirección de su partido.

 

Se espera que Zepeda sea el coordinador de los senadores del blanquiazul, que tendrá que ser nombrado la próxima semana –la decisión del nombramiento es del presidente del partido.

 

La pregunta es si se autonombrará coordinador o si solicitará otraa licencia de 24 horas para que haya algo así como una consulta –aunque sea simulada- para elegir al pastor de los senadores panistas.

 

Porque si bien Zepeda ya está más que apuntado –igual que Jorge Romero en la Cámara de Diputados-, tiene en su bancada a Josefina Vázquez Mota que no se ha quedado dormida en sus laureles y ya hasta cabildea con los futuros funcionarios y legisladores del próximo Gobierno.