Dentro del ámbito del Proyecto Alternativo de Nación que llevará a cabo el nuevo Gobierno, el plan de descentralización de dependencias gubernamentales se percibe muy interesante, pero debe ser evaluado con mucho cuidado.
Llevar algunas secretarías o instituciones gubernamentales hacia los estados, sin duda, generará una mayor actividad en ellos en donde la vivienda, los inmuebles, la infraestructura, el consumo, entre otros, así como un mayor crecimiento económico. Lo importante es saber el costo y tiempo de desarrollar todo este proyecto. Se estima que requiera entre 2 y 3% del presupuesto de ingresos total.

Sin embargo, habrá que revisar qué significa para los empleados ese cambio en términos de familia y compromisos personales, en donde pudieran tener hipotecas activas con instituciones bancarias, temas de salud o alguna otra necesidad que tengan en esta ciudad, etcétera.

Pero por otro lado, ¿qué sucederá con toda la infraestructura que tiene el Gobierno federal dentro de la Ciudad de México? Los compromisos de rentas, por ejemplo, ¿habrá una oferta de inmuebles importante que genere una caída en precios en lo que se refiere al segmento de oficinas?
Dentro de la información de análisis, el estudio de factibilidad tendrá un costo estimado en 250 millones de pesos. Se analizará las capacidades físicas de las urbes que se beneficiarían y que permitan calificar su viabilidad y los requerimientos de inversión para infraestructura.

En total se tiene presupuestado 125 mil millones de pesos para la ejecución de mudanza de todas las dependencias que se incluyeron, y se llevaría a cabo a lo largo de todo el sexenio y de cerca de 175 mil millones, si incluimos diversos estudios.
Muy interesante, pero dentro de un entorno en donde el Gobierno se ha comprometido a no incrementar la deuda, tendrá que llevar a cabo toda una reingeniería financiera entre ingresos y gastos que permita considerar este flujo sin afectar las finanzas.
Generar una inversión pública ayudará a incrementar la actividad económica, aunque pudiera implicar también un mayor nivel de deuda e inflación. Esto tendría un efecto en las tasas de interés que difícilmente pudieran presentar movimientos de baja y tendremos que vivir con tasas de interés altas en los siguientes años.
La pregunta sería, en caso de una desaceleración de la economía de Estados Unidos provocada, entre otras cosas, por este conflicto comercial que ha iniciado con fuerza, nuestro motor externo pudiera afectarse, y en ese sentido es muy probable que el Gobierno tienda a incrementar la deuda pública, lo cual sería seguido muy de cerca por las calificadoras crediticias y los mismos inversionistas, con quienes la disciplina fiscal se vuelve crítica.

Por ello, también será muy importante el desarrollo de la negociación del TLCAN, que como sabemos forma parte de la estructura de nuestra economía. Un resultado positivo apoyaría mayores inversiones directas del sector privado que pudieran contribuir a un mejor desempeño para la economía. Pero en caso de ser negativa, el riesgo de un freno en inversiones pudiera generar un problema para la nueva administración.

En este rubro, debemos de seguir los tuits de Donald Trump, porque había comentado que hacia mediados o finales de julio pudiera tener el resultado relacionado al tema de seguridad y el posible impuesto a la importación de automóviles.