FOTO: REUTERS El 8 de febrero del 2014 el Chucky Lozano debuta con el Pachuca frente al América  

Fue hace 15 años, Jesús Lozano, junto con el equipo semiprofesional del Atlante fue invitado a jugar un partido de futbol vs los profesores del Colegio México. Era parte de un torneo en el que siempre estaban invitados ya que normalmente eran los campeones. Ese año ya las cosas eran distintas, muchos de los integrantes del equipo eran veteranos y no aguantaron el ritmo del partido. Entonces llegó la petición, se tenía que hacer un cambio y el único disponible para jugar era el hijo de Jesús, Hirving Lozano, un niño de apenas seis años de edad. El árbitro autorizó el cambio, al pequeño le llega el balón, se va por toda la banda y manda un centro de 20 metros para hacer el gol de la victoria.

 

Años después, el 8 de febrero del 2014 El Chucky Lozano debuta con el Pachuca frente al América, y por qué no revivir esa misma escena, que todos los titulares en México alabaron “el glorioso debut de Lozano”

 

Así es el actual crack mexicano, un niño de familia futbolera, su padre no pudo cumplir el sueño de ser profesional, pero intentó de todas las maneras que sus hijos si lo lograran.

 

Tercero de cuatro hermanos; Roberto, el mayor jugaba de portero en los Pumas, Alejandro, el segundo de la dinastía Lozano no se involucró en el futbol, después llegó Rodrigo, al que todos conocemos como Hirving “el Chucky” Lozano, actual extremo de la selección mexicana y por último Mauricio, el menor de la familia y que se dice será todo una estrella del futbol mexicano, ahora jugador de los Pumas de la UNAM y próximo a debutar en la liga MX.

 

Ro, como le dicen en la familia, “siempre fue un niño divertido, alegre, burro para la escuela y apasionado al futbol” nos cuenta su primo Manuel Lozano. “Mis tíos jugaban cada 8 días en el Parque Tezozómoc, iba toda la familia, tios, primos, primos políticos y ellos” nos cuenta Manuel, quien aclara que es la típica familia mexicana, grande y unida.

 

“Era un niño de carácter fuerte para jugar al futbol, siempre pedía la pelota.” Jugó en el Colegió México, ahí lo empezaron a ver. Fue entonces cuando las Chivas se fijan en él y lo llevan a uno de sus torneos, pero vino la primera desilusión. “Uno de los directores técnicos, alemán, holandés, no recuerdo de donde era le dijo que no funcionaba porque tenía muy poca estatura” nos cuenta su primo. “Ro, era un niño de 7 años que cambiaba de juego y pateaba muy fuerte el balón. Lloraba, el torneo que perdieron con Chivas lloraba porque no le daban el balón.”

 

Hirving era mucho más maduro que los de su categoría, entendía diferente el fútbol.

 

Regreso a México. Su papá dispuesto a cumplir el sueño de su hijo lo inscribió a cuantos torneos pudo, pero Hirving tenía que cumplir su sueño; “siempre decía que él sería futbolista”

 

Fueron a Pumas, donde también fue rechazado por su corta estatura. No dudo más, Jesús Lozano ” llevó a Ro al endocrinólogo para ver por qué era tan chaparrito y tal cual como a Messi, lo hicieron crecer” confiesa Manuel, quien asegura que a los 15 años tan solo medía 1.50 metros.

 

“En la escuela (Colegio México) hubo un torneo pequeño y ahí lo ven los de Pachuca y se lo llevan” así comienza la carrera del Chucky. Que por cierto, nos dice su primo, “no es verdad que le digan “Chucky” por asustar a los compañeros tuzos. Lo molestaban mucho por chaparro y la forma de defenderse era peleándose, entonces le decían: te va a salir lo Chucky”

 

Su gran amistad con Erick Gutierrez viene de ahí, “era el único que lo defendía, era el más grandote” nos dice Manuel.

 

Hoy en día Hirving Rodrigo Lozano Bahena alias el “Chucky” está en la mira de todos, en la boca de grandes y chicos. Su evolución futbolística nos tiene maravillados, más a su familia, a su padre, que ha cumplido no solo el sueño de Chucky en realidad, sino el de él mismo y pronto al doble con el debut de Mauricio.

 

Su primo Manuel recuerda una parte importante en la carrera de Hirving, y fueron unas palabras, sencillas pero que llegaron al corazón y coraje del futbolista mexicano, fue cuando su duro, serio y exigente padre le dijo antes de saltar a la cancha:

 

“Diviértete, tu vienes a hacer goles, vienes a salir adelante. Te quiero mucho! y agarró un balón desde el área chica y metió un golazo.”

 

Puede ser el día más importante para todos. Ese día el corazón de Hirving latió más que nunca, el de su padre también y el que hoy hace latir, vibrar y gozar a todos los mexicanos en Rusia y más allá.