Vaya momento que viven nuestros mercados. Por un lado, crece el nerviosismo derivado de un riesgo de cambio de modelo económico en el mediano plazo en nuestro país, con una expansión aún incierta en la negociación del TLCAN, la inseguridad y, por otro lado, las condiciones internacionales que parecen afectar ya el desarrollo de la tendencia de alza de las bolsas americanas y de países o regiones desarrolladas como la Fed y el proteccionismo comercial.

En años electorales como 2000, 2006 y 2012, el comportamiento del tipo de cambio ha sido relativamente similar.

Un primer trimestre con movimientos “revaluatorios” y que hasta el momento coincide muy bien con una apreciación que ronda de 5.0 a 6.0%.

Entre abril y junio, previo al día de las elecciones mantiene una tendencia de cautela y riesgo, lo que significa que es altamente probable que veamos movimientos de presión al alza con procesos de una “cobertura natural” en muchos casos, ante la incertidumbre de quién triunfará. Hasta ahora, y previo al inicio del proceso electoral formal que arranca este 30 de marzo, Morena -con una visión más socialista y centralista en las decisiones económicas, políticas y sociales- pudiera generar cambios de una economía libre y de competencia a una economía más centralizada y menos competitiva. Hasta ahora mantiene una ventaja en el promedio de las encuestas y más temprano que tarde empezará a influir en el ánimo de los inversionistas y empresarios.

En estos últimos días, el equipo de Morena junto con el sector empresarial revisan la ventaja del nuevo aeropuerto vs. el cierre del proyecto, además de una revisión exhaustiva de los contratos actuales ligados a las licitaciones relacionadas a la reforma energética.

En estos años electorales, entre abril y junio tiende a depreciarse dentro de un orden de 10% nuestra divisa. Es decir, si el piso del peso mexicano en este primer trimestre se tiene en $18.30 (interbancario), podríamos retornar a niveles de 20 pesos por dólar.

En lo que se refiere a la Bolsa accionaria conocida como S&P/BMV/IPC, hasta ahora, el rendimiento acumulado en el año es negativo alrededor de 6%. Está por concluir el primer trimestre del año y motor externo con una actividad favorable y el consumo interno aún limitado y con crecimiento moderado. El nivel de la tasa de interés en 7.5% anual y el riesgo de mayores incrementos generan condiciones complicadas para este siguiente trimestre del año.

A esto debemos de señalar que las Bolsas americanas están en un proceso más de ajuste y consolidación, dominando movimientos erráticos. Técnicamente, vemos riesgos de ajustes adicionales en las Bolsas y el mercado mexicano podría ajustar aún entre mil y dos mil puntos.

En cuanto a las tasas de interés, la parte corta de la curva (Cetes) está descontando un posible incremento de 25 puntos base en la tasa de referencia que el Banxico definirá el 12 de abril y se podría ubicar en 7.75%.

Es claro que el Banxico busca seguir presionando la tasa de interés vs. una fuerte depreciación del peso con el riesgo de transferencia de precios y que hasta ahora parece empezar a controlar.

En síntesis, para el segundo trimestre del año, esperamos condiciones de mayor volatilidad en nuestros mercados, un Banxico activo con riesgos sobre una presión al alza del peso mexicano y un ajuste en la Bolsa accionaria.

JNO