Actualmente, el éxito empresarial resulta de entender, adaptarse y capitalizar la velocidad del chip tecnológico. En 2004, Blockbuster tenía más de 9 mil tiendas y 60 mil empleados, cuando el dvd estaba en auge. Sin embargo, 6 años después, estaba en bancarrota. En ese lapso se desarrolló la banda ancha, los costos bajaron y surgieron nuevas formas de entretenimiento. Conclusión: la compañía no entendió que no se estaba transformando el producto sino el medio.

 

Tomar una decisión de negocio teniendo mayor o menor certidumbre sobre qué está deparando el futuro tiene un valor incalculable. Netflix, contrario a Blockbuster, es un claro ejemplo de cuán vital es detectar las oportunidades a raíz del cambio tecnológico. Ante este contexto de vertiginosas transformaciones, que lo mismo generan oportunidades que amenazas, la prospectiva se erige como una importante herramienta ya que su meta es reducir la incertidumbre sobre qué decisión tomar y, para esto, hay que estudiar las “megatendencias” y las “minitendencias”.

 

Las “megatendencias” son cambios en el entorno con impactos de toda índole, su análisis es de particular interés para la planeación de un país o una gran empresa en el largo plazo. Las “minitendencias”, en tanto, son cambios incipientes sobre sectores específicos y resultan de suma utilidad para desarrollar nuevos nichos de negocio, toda vez que su oportuna detección permite aprovechar curvas de mercado ascendentes.

 

TELECOMUNICACIONES: LA ERA DE LA UBICUIDAD Cada día más dispositivos cuentan con conectividad: teléfonos, cámaras, tabletas, electrodomésticos, entre otros.

 

Ello generará el siguiente paso en las telecomunicaciones: la era de la ubicuidad, donde todo y todos, junto con lo que consultamos, estamos ubicados en todo momento.

 

Ante dicho escenario, donde cada vez más objetos se encuentren conectados, generando e intercambiando información, se abren oportunidades de negocio en el manejo y cruce de esa información. Las empresas de medios encontrarán oportunidades ofertando contenidos a la medida, un producto valioso para que sus anunciantes elijan el mejor medio para transmitir su mensaje.

 

ALIMENTACIÓN: NUEVOS SABORES Y MENÚ

 

El panorama del sector alimentario se muestra poco alentador debido al problema de distribución alimentaria y la creciente demanda en la materia. Por ello, una de las principales tendencias que se desprenden de esto es el cambio en el propósito de nuestra comida, por lo que ya no hablaremos de alimentarnos sino de nutrirnos. Es decir, importará el objetivo final y no la fuente.

 

Con ello surgen interesantes oportunidades, toda vez que diferentes alimentos considerados anteriormente como una rareza pero que son altamente abundantes y, sobre todo nutritivos, se van a posicionar, incluso a recomendación de la fao, como alimentos de producción en masa.

 

SALUD: PREVENCIÓN, LA CLAVE

 

El mundo está envejeciendo. En 2050, la edad media de la población mexicana será de 42.7 años y 21.2% de la población será mayor de 65 años. Para atender a este nuevo perfil de la población, y considerando los incrementos de los costos en salud (en eu se estima que la atención médica aumenta 8% cada año), las oportunidades en el sector salud surgirán por la combinación de dos tendencias: medicina preventiva y servicios personalizados.

 

Dicha combinación producirá un giro en los servicios geriátricos, rama que eventualmente saldrá del tronco común de la medicina. Gracias a los avances tecnológicos, esta población envejecida tendrá suficiente vitalidad lo que, aunado a ahorros económicos, y tiempo libre, les convertirá en un importante mercado, los llamados “sexalescentes” (sexagenario + adolescente).

 

ENERGÍA: INTERACTIVIDAD Y CONSERVACIÓN

 

La sustentabilidad es la “megatendencia” que actúa como driver del sector energético. La necesidad por generar energía limpia para cumplir la creciente demanda global está llevando al desarrollo de fuentes alternas, destacando la energía nuclear como la mejor elección, más allá de los prejuicios que genera, así como las celdas de hidrógeno como nuevo combustible.

 

Sin embargo, dado que la producción energética es exclusiva de los grandes consorcios, debido a la inversión requerida o bien porque se reserva exclusivamente al Estado, se vuelve necesario explorar cuáles son las nuevas tendencias en producción e infraestructura energética, a fin de detectar los servicios que se requerirán, así como las oportunidades interesantes para invertir.

 

Las redes eléctricas interactivas, conocidas como smart grids, son el futuro de la infraestructura eléctrica. Estas redes permiten un consumo más eficiente, gracias a la adición de sensores que miden el uso energético en los aparatos que alimentan y a que estos también se adicionan con medidores.