El venerado monarca tailandés Bhumibol Adulyadej, fallecido hace un año, fue incinerado hoy en una ceremonia privada en Bangkok, en la que no se permitió la presencia de cámaras de los medios de comunicación y no fue retransmitida al público.

 

Sansern Kaewkamnerd, portavoz del Gobierno tailandés, confirmó a Efe que los restos de Bhumibol fueron cremados en el monumento funerario en la plaza Sanam Luang, cerca del Gran Palacio Real, aunque no dio más detalles de la ceremonia.

 

Previamente, una fuente de la organización del funeral señaló a Efe que no se divulgarán ni fotografías ni vídeos de la incineración, al considerar que fue un acto privado de la casa real, aunque esto no se mencionaba en la agenda del día.

 

Más de 150.000 tailandeses vestidos de luto se acercaron hoy a las inmediaciones de Sanam Luang para seguir los actos funerarios, que incluyeron una multitudinaria procesión de la urna real por la mañana con más de 2.000 soldados vestidos de gala.

 

A su paso, los súbditos se postraban en el suelo con las manos juntas, entre rezos y lloros por el que consideran el padre de la nación, mientras que decenas de miles de personas participaron en homenajes en otras partes de Bangkok y en provincias tailandesas.

 

Monjes budistas con túnicas anaranjadas y sacerdotes hindúes de blanco participaron en los rituales en Sanam Luang, donde una torre de 53 metros representa el monte mítico Meru, que ocupa el centro del universo, según la cosmología hindú y budista.

 

La reina emérita Sofía de España, la soberana Máxima de Holanda y el príncipe Andrés del Reino Unido fueron algunos de los representantes de 42 gobiernos y monarquías que asistieron a las exequias en Bangkok, donde se desplegaron unos 58.000 policías para velar por la seguridad.

 

El tailandés Chaimongkon Yingponpong, de 46 años, llegó a las seis de la mañana, pero ya no pudo acceder a las inmediaciones de Sanam Luang, debido a la aglomeración en las colas de acceso.

 

“Reservamos el vuelo y el hotel hace seis meses”, dijo a Efe Chaimonkong, quien viajó junto con su esposa desde la provincia de Patthalung, en el sur del país.

 

Elogió la “economía de suficiencia”, la teoría del fallecido monarca que abogaba por el consumo moderado y la sostenibilidad de los recursos y las comunidades.

 

En el pasado, los cadáveres de los miembros de la realeza tailandesa eran colocados en posición fetal dentro de una urna dorada, pero Bhumibol decidió que sus restos fueran depositados en un féretro que fue trasladado anoche hasta la pira funeraria.

 

Por este motivo, la urna que debería contener los restos del soberano solo albergó una placa honorífica con el nombre y la fecha de nacimiento del monarca tailandés.

 

Bhumibol, que reinó con el título de Rama IX, falleció el 13 de octubre de 2016 a los 88 años y tras siete décadas en el trono, lo que le convertía en el decano de los jefes de Estado del mundo.

 

Hasta su muerte, fue el único monarca que conocieron la mayoría de los tailandeses, que lo tenían como un ser casi divino, símbolo de unidad y guía de la nación.

 

“Él fue una figura paterna encumbrada sinónimo de la identidad cultural y nacional (…) El gran respeto y reverencia por él se debía principalmente a ceremonias y rituales de patrocinio real”, indicó a Efe Chaowarit Chaowsangrat, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Thammasat, en Bangkok.

 

Chaowarit recordó que, igualmente, la monarquía estaba y está protegida por la estricta ley de lesa majestad, que castiga con entre tres y quince años de cárcel cualquier crítica o comentario considerados ofensivos hacia la institución.

 

“Pero el rey también se ganó su popularidad viajando de forma infatigable a lo largo del país, sobre todo durante los primeros años, hablando con gente de toda procedencia e inaugurando miles de proyectos para ayudar a los pobres y marginados”, manifestó.

 

Los rituales funerarios, que comenzaron el miércoles, continuarán hasta el domingo, cuando las cenizas serán depositadas en los templos Ratchabopidh y Bowonniwet, en la capital.

 

El funeral permitirá poner en marcha los preparativos para celebrar la coronación oficial de su hijo Vajiralongkorn, que ascendió al trono en diciembre del año pasado, así como las elecciones de 2018 anunciadas por el primer ministro y jefe de la junta militar, Prayut Chan-ocha.

 

Al difunto monarca tailandés también le han sobrevivido su esposa Sirikit, de 85 años, tres hijas -las princesas Ubolratana, Sirindhorn y Chulabhorn- y diecisiete nietos. EFE

 

aarl