Hace poco comentaba que los partidos y los políticos también serán golpeados con fuerza por los sismos de los pasados 7 y 19 de septiembre. Y es que los mexicanos, todos, no estamos conformes con el desempeño de una clase política que nos cuesta casi 40 mil millones de pesos al año.

 

Los mexicanos sostenemos con nuestros impuestos a partidos y políticos que cuando llegan a los gobiernos y los congresos no hacen un trabajo que se corresponda con la gran cantidad de dinero que manejan, es algo así como pagar un auto deportivo de hiperlujo y recibir un auto compacto feo que se descompone a cada rato.

 

El caso es que los mexicanos no estamos satisfechos con nuestros partidos y la clase política toda porque sus resultados no son suficientes frente a las demandas de una sociedad que hoy más que nunca está lastimada por la tragedia y el dolor.

 

Es en este contexto que surge la petición en change.org para que los partidos donaran 20% de sus recursos para apoyar a los damnificados de Oaxaca, Chiapas, Estado de México, Puebla, Morelos y la Ciudad de México, así como la reconstrucción de los miles de hogares que se derrumbaron por los terremotos.

 

El PRI, en un hábil y rápido movimiento, hizo suya la demanda y encontró el mecanismo para prácticamente de inmediato reintegrar a las arcas de la Tesorería de la Federación 258 millones de pesos al renunciar ante el INE a 25% de los recursos que le corresponden por ley para el resto de 2017 y seguido de su aliado, el Partido Verde, que renunció a recibir 85 millones de pesos, presentó una iniciativa para eliminar el financiamiento público a los partidos y eliminar a los legisladores plurinominales para obtener 24 mil millones de pesos que se destinarían a la reconstrucción; así puso en jaque a la oposición agrupada en el Frente Ciudadano por México que integran PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, a Morena, el Partido del Trabajo, Encuentro Social y Nueva Alianza.

 

Ante ello el Frente tuvo que moverse también y respondió con un plan de austeridad para el gobierno para conseguir ahorros por 60 mil millones de pesos y también con una iniciativa para eliminar al 100% el financiamiento público a los partidos.

 

En esta confrontación nueva en la que los partidos omiten la urgencia de apoyo a las víctimas de los sismos se presentan escenarios que complicarían la calidad de la vida democrática en México, pues de entrada un sistema de partidos sin financiamiento público y sin legisladores plurinominales nos regresaría de golpe y porrazo a los años previos a 1976 de la apertura democrática de Jesús Reyes Heroles, en la que se canceló el sistema de partido único y comenzó la incipiente competencia electoral que culminó con la alternancia democrática en el año 2000.

 

Y es que el problema no es necesariamente el financiamiento público y los legisladores plurinominales, que dicho de paso además de garantizar la representación de todas las expresiones políticas, eleva el nivel parlamentario de los congresos; el problema real es el montón de dinero que se autoasignan los partidos de nuestros impuestos y la mala calidad del servicio público que nos entregan.

 

En fin, los partidos tienen hoy en sus manos ponerse del lado de la gente y liberar miles de millones para que sean canalizados a las víctimas de los sismos y la reconstrucción de los estados más dañados; lo único que deben hacer es tomar acciones ya, porque la tragedia y los damnificados están aquí y ahora, y les urge esa ayuda.

 

caem