A sus 23 años, la estudiante de cine Silvana Lázaro se disputa un Ariel por su trabajo de corte documental “Memorias del table dance“, que dijo surgió de un proyecto estudiantil y al día de hoy ha recorrido más de 20 festivales, entre ellos el de Río de Janeiro Curta Cinema.

 

En entrevista con Notimex, la también directora de los cortometrajes “Principiantes” y “Crónica marciana” expresó sentirse muy emocionada porque su trabajo documental está compitiendo al lado de interesantes producciones, entre ellas “Club Amazonas”, de Roberto Fiesco, y “La casa de los Lúpulos”, de Paula Hopf.

 

“Más allá de obtener el premio, el equipo y yo pensamos que estar nominados es una recompensa al esfuerzo invertido”, expresó la estudiante del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC).

 

Sobre su material de al menos 12 minutos “Memorias del table dance”, indicó que se gestó a lo largo de ocho meses, de los cuales 15 días estuvieron dedicados a la filmación de imagen y a las entrevistas con las tres protagonistas, de quienes sólo se escucha su voz más nunca se ve su imagen física.

 

“Hicimos tres entrevistas a mujeres que se dedican o dedicaron a bailar para conseguir dinero, lo hicimos sin cámara y tres horas con cada una de ellas”, detalló.

 

De acuerdo con la joven directora, luego de escuchar, leer y releer sus testimonios ella y su equipo optaron por retratar más que la vida en un table dance, las fuertes reflexiones sobre lo que habían vivido y compararlo con lo que pasa en la vida cotidiana.

 

“Y a través de eso tratamos de hacer un discurso audiovisual que sustentara cada reflexión por eso buscamos un estilo dentro de la realidad, dejando de señalar a las personas por lo que hacen y más bien ponderar cómo funciona la sociedad“, indicó.

 

Una de las protagonistas del cortometraje, por ejemplo, expone lo injusto que resulta que la juzguen por vender su cuerpo, “cuando desde niñas a las mujeres les han enseñado eso, de ahí que juegan con muñecas, la publicidad muestra su cuerpo como objeto y, en general, todos los estereotipos objetivizan a las mujeres“, anotó Lázaro.

 

Con movimientos de cámara siempre hacia la derecha, la reflexión viene acompañada de imágenes de maniquíes, de la publicidad y de los juguetes de las niñas.

 

“La idea es desvincularlo hacia un cliché y pensar que lo que ellas hacen no es bueno ni malo. Esto con la intención de reflexionar sobre el género y la objetivización de las mujeres”, expuso.

 

Lázaro reconoció que la respuesta del público ha sido favorable en países de Latinoamérica, “quizá porque son sociedades similares que se reconocen, por lo que espera que más personas vean su trabajo y piensen en lo complejo de ser mujer dentro de la sociedad”.

 

caem