EL CAIRO. Los cristianos de Egipto sufrieron el atentado más mortífero de su historia reciente, con 25 personas fallecidas y 49 heridas por el estallido de una bomba en la Iglesia de San Pedro, dentro del complejo de la catedral de San Marcos, en el centro de El Cairo.

 

El ataque, que no ha sido reivindicado por ningún grupo, ocurrió hacia las 10:00 hora local según algunos testigos como Qelini Farag, un anciano de 80 años, que había acudido a misa con su mujer. El Ministerio del Interior no ha difundido la versión oficial de los hechos, que se han ido conociendo por los relatos de víctimas como Farag.

 

Poco a poco, decenas y posteriormente centenares de cristianos coptos comenzaron a concentrarse frente a la catedral para mostrar su solidaridad con las víctimas y su indignación hacia las autoridades, especialmente contra el Presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y el ministro del Interior, Magdi Abdelgafar, a quienes responsabilizaron del ataque.

 

“Si la sangre de los egipcios es barata, que se vaya el Presidente”; “Con el alma y la sangre protegeremos nuestras iglesias”; “Nosotros morimos, pero nuestras iglesias tienen que vivir” o “Los cristianos no son minoría, somos los dueños de este tierra”, fueron algunos de los gritos que corearon los presentes.

 

Conmoción

 

10% y 12% de la población en Egipto es católica; se trata es el más sangriento ocurrido en décadas a esa comunidad, aunque muy similar en cuanto a consecuencias al registrado en 2011 en la ciudad septentrional de Alejandría. En esa ciudad un coche bomba explotó frente a la iglesia de los Dos Santos y mató a 23 personas.