Madrid. Cuatro películas de producción mexicana participan en la Sección Oficial de la VI edición del Festival Márgenes, único certamen que combina el streaming online y proyecciones presenciales en dos continentes, Europa y América Latina.

 

El Festival Márgenes está dedicado a la parte más independiente de la producción cinematográfica de América Latina, España y Portugal.

 

En apenas cinco ediciones, el certamen se ha convertido en una referencia indispensable de la parte más arriesgada y estimulante de la producción cinematográfica iberoamericana.

 

Las 13 películas que integran la Sección Oficial se proyectarán, entre el 1 y 10 de diciembre, en las siete sedes presenciales del festival: Barcelona, Córdoba, Madrid, Ciudad de México, Montevideo, Santiago de Chile y Zaragoza.

 

Las películas con producción mexicana que participan son: Historia de dos que soñaron, de Andrea Bussmann y Nicolás Pereda, con participación de Canadá; Las letras, de Pablo Chavarría Gutiérrez y Placa Madre, coproducción de México y Bolivia, dirigida por Bruno Varela.

 

Asimismo, Santa Teresa y otras historias, de Nelson Carlo de los Santos Arias, coproducción de República Dominicana, Estados Unidos y México.

 

Estas películas compiten con Arreta, española, de Raquel Marques y María Zafra; con la argentina Generación Artificial, de Federico Pintos y con Ill solengo, de Alessia Rigo de Righi y Matteo Zoppis, coproducción Italia y Argentina.

 

Asimismo, con “Inadaptados”, de Kikol Grau; No cow on the ice, de Eloy Domínguez Serén, ambas españolas; con la producción de Argentina, Alemania y Burkina Faso, Panke, de Alejo Franzetti y la colombiana Parábola del retorno, de Juan Soto.

 

También optan al premio del certamen las españolas Pasaia bizarrean, dirigida por Irati Gorostidi, y Yo me lo creo de Terrorismo de Autor.

 

Se trata de películas que tratan de la transexualidad, cicatrices y empoderamiento; nostalgia de los Video Jockeys; relecturas alucinadas de La metamorfosis; eremitas y paisajes rurales condenados a la extinción y una aproximación inmisericorde al universo punk de Cicatriz.

 

También al lirismo al servicio de la denuncia social; las desventuras de un gallego en Suecia; la melancolía del desarraigo; los distintos soportes de la memoria; una perspectiva personal inédita del conflicto armado en Colombia; paisajes postindustriales; ecos y distorsiones del añorado Roberto Bolaño; la nimia, invisible, frontera entre locos y cuerdos.

 

Es una excelente muestra de la complejidad del mundo actual y de la diversidad, la calidad y la audacia de las nuevas cinematografías iberoamericanas.

 

OR