Cuando Jonás Cuarón planeaba su segundo filme, hace una década, el joven realizador pensó contar una historia con una temática social como hilo conductor y plasmarla en una película de acción. En aquel entonces, el primogénito de Alfonso Cuarón había viajado a Arizona, cuando las leyes anti migratorias comenzaban a agudizarse, y supo que en Desierto debía retratar el viacrucis al que se enfrentan cientos de migrantes que son criminalizados en la búsqueda del llamado “sueño americano”.

 

“Soy admirador del cine de género (thriller) que disfraza películas muy políticas y subversivas en una película de acción, y con Desierto se volvió un poco eso”, expresó Jonás durante la presentación de su nuevo filme en la Ciudad de México.

 

Por muchos años quise hablar de esos temas (migración y racismo), sólo que no encontraba la mejor forma de hacerlo. Quería que al contar la historia fuera algo más grande, para un público que no está acostumbrado a hablar de esto, y fue cuando se me ocurrió que quizá la forma más interesante para hacerlo era a través de una película de acción”, añadió.

 

Además de su padre y su tío Carlos, quienes junto con Álex García fungieron como productores de Desierto, Jonás Cuarón reclutó a Gael García Bernal como el protagonista de esta cinta, algo que él llama un experimento “intelectual-emocional”. El actor estaba familiarizado con el tema migratorio, tras su experiencia con su documental ¿Quién es Dayani Cristal?, de 2013, así que aceptó de inmediato dar vida a Moisés, un migrante que, junto con una veintena de personas, trata de cruzar el desierto en la frontera con Estados Unidos.

 

“Es difícil ponerse en la piel e intentar ser un personaje de estos, porque nos parecen muy lejanos, porque las historias son trágicas, increíblemente terribles, así que van más allá de la empatía”, contó García Bernal. “Pero cuando Jonás me pasó el guión, me di cuenta que este viaje me pertenecía a mí y a todos”.

 

El joven cineasta ha aprovechado la promoción de Desierto, que llegará el próximo viernes a la cartelera, para contrarrestar la retórica de odio hacia los inmigrantes del aspirante a la candidatura a la Casa Blanca por el Partido Republicano, Donald Trump.

 

“Lo triste de todo esto es que no es una retórica gringa, se vive también en México, cuando a mucha gente le preguntas qué opinas sobre la migración de Centroamérica”, concluyó el realizador de 34 años, quien inició una campaña en redes sociales con el hashtag #LasPalabrasSonComoBalas.