Ruta: Desde CDMX hasta Xalapa.

 

Duración: Dos noches

 

De vez en cuando se dejan ver esos dos guardianes de la capital, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, pero cuando el cielo se despeja y el frío los pinta de blanco, vale la pena tomar carretera para trazar la ruta de los volcanes por los estados de Puebla, Tlaxcala y Veracruz.

Foto: Especial
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Punto de partida: El guerrero y su señora dormida

 

Todos hemos escuchado esa historia de la princesa enamorada de un guerrero que quedó dormida bajo el sol, hasta convertirse ambos en esos majestuosos volcanes. La historia es interesante. Sin embargo, la forma en que esos dos se imponen habla por sí sola.

 

Desde que uno deja atrás la inmensa capital y logra –con bastante esfuerzo– escapar de la eterna y caótica calzada Ignacio Zaragoza, empieza a disfrutar del aire puro y las curvas que delinean, sobre la autopista, a estos dos volcanes. Vale la pena detenerse un momento a observarlos a pie de carretera –Río Frío es una opción para orillarse– y, después, se puede visitar la Ex Hacienda de Chautla, un buen lugar para pasar un día de campo.

 

Foto: Especial
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De ahí vale la pena una desviación hacia Tlaxcala para poder manejar al lado de otro de los volcanes de la ruta: la Malinche, pasar por el no tan agraciado Pueblo Mágico de Huamantla y hasta entroncar con la autopista Puebla–Xalapa.

 

Primera parada: Cantona, Zona Arqueológica de piedra volcánica

 

Una zona arqueológica distinta a todas las que conocemos en México, formada con piedra volcánica y un trazo laberíntico, es Cantona. Una breve desviación desde la autopista te deja en la entrada de esta enorme zona, que vale la pena visitar por sus diversos edificios, templos, sus pequeñas pirámides y sus 24 canchas de pelota descubiertas.

 

Terminando esta visita, lo ideal es volver a la autopista rumbo a Xalapa, justo para ver a lo lejos otro volcán nevado, el Pico de Orizaba, y cruzar por uno de los paisajes más fantásticos, casi extraterrestre, que conforma grandes extensiones de piedra volcánica con plantas endémicas.

Foto: Especial
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Luego de este tramo encontrarás al último gran volcán nevado de la ruta, el Cofre de Perote, y estarás listo para una parada técnica en el legendario restaurante Covadonga, con recetas típicas españolas que utilizan los quesos y embutidos producidos en este pueblo de ascendientes ibéricos.

 

Segunda parada: Xalapa

 

La capital veracruzana es un gran sitio para enamorarse la de la cultura. Sus museos, bibliotecas, teatros, foros culturales y el zócalo están llenos de cultura. Xalapa, además, se encuentra en una de las zonas con mayor riqueza natural, rodeada de una selva tropical llena de cascadas, ríos, parques naturales y un intenso olor a café.

Foto: Especial
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A pesar del caótico tráfico, el Centro de Xalapa se disfruta por sus coloridos edificios y múltiples cafeterías. Muy probablemente, encontrarás en tu visita algún concierto o exposición que visitar y probarás lo mejor de la gastronomía de costa y de montaña del diverso Estado de Veracruz.

 

La última y nos vamos: Ríos, café y mole en Jalcomulco, Coatepec y Xico

 

Todo el encanto de una ciudad como Xalapa, pero sin el caos de la urbanización lo tiene Coatepec, un Pueblo Mágico cubierto de humedad tropical, abrazado por una exuberante vegetación y por el olor del café en cada esquina.

 

Xico, más chico aún, es otro pueblo cafetero que además produce uno de los moles más ricos del país. Y, muy cerca de ambos, se encuentran diversos ríos y reservas naturales donde practicar turismo de aventura y descender los ríos de Jalcomulco y Filobobos haciendo rafting.

Foto: Especial
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Vale la pena visitar los cafetales de la zona, el Museo del Café y las fincas, perderse entre callejones llenos de casas coloridas y probar los sabores de los humedales veracruzanos. La Posada Coatepec es un lugar perfecto para probar los sabores típicos como las empanadas de plátano con mole xiqueño, las acamayas de río con chiltepin, el café con leche, el pescado con vainilla y las decenas de salsas hechas a base de café, chile y macadamia cultivados en la zona.