El Servicio de Administración Tributaria (SAT) rechazó que con las auditorías electrónicas que se empezarán a aplicar a partir del segundo semestre del año, se realice una “cacería de brujas”, pues sólo se intenta llegar a todos los contribuyentes.

 

El administrador de Operación de la Fiscalización Nacional del SAT, Carlos Eduardo Sandoval Rodríguez, estimó que durante 2016 se efectuarán ocho mil auditorías, de las cuales cuatro mil 500 serán electrónicas y el resto de forma tradicional (visita domiciliaria o gabinete).

 

“No es una cacería, es un intento de llegar a todos los contribuyentes y poderles revisar, hacer una auditoría generalizada”, subrayó el funcionario federal en un taller para medios sobre auditorías electrónicas, organizado por el SAT.

 

Sandoval Rodríguez añadió que estas fiscalizaciones son procesos de auditoría consistentes en revisar conceptos o rubros específicos a través de medios electrónicos desde la notificación, y entre sus beneficios está que reduce los plazos para concluir las auditorías y los costos para autoridades y contribuyentes.

 

Al insistir que “no es una cacería de brujas”, precisó que con las auditorías electrónicas, el SAT llevará a cabo un cruce de la información que siempre ha sido enviada por el contribuyente, a partir de lo cual la autoridad generará actos de revisión.

 

Subrayó que durante estos actos de revisión o auditoría, el contribuyente tendrá la oportunidad de contestar y aclarar respecto a la anomalía o inconsistencia detectada por la autoridad fiscalizadora en su información.

 

“Estas auditorías o revisiones electrónicas van a surgir a partir de una inconsistencia en la información presentada por parte del contribuyente, nunca surgirán de la nada o porque te quiero revisar voy a mandarte una auditoría electrónica”, abundó.

 

Dichas auditorías, indicó, surgen de un modelo de riesgo y un cruce de información respecto de lo que el SAT recibe directamente del contribuyente, y en caso que exista una anomalía surgirá una revisión electrónica.

 

Quisiera que no se siga pensando es parte de que si es una cacería de brujas o si estamos buscando llegar a la meta de los ingresos por una revisión; no, es simple y sencillamente llegar a los contribuyentes a los cuales no estamos acostumbrados a llegar”, afirmó.

 

Destacó que con estas fiscalizaciones electrónicas, se reducirá considerablemente la duración de revisión fiscal, a un plazo máximo de 70 días respecto a los 12 meses en promedio en que se llevan a cabo las auditorías tradicionales, como son visita domiciliaria o de gabinete.

 

Las revisiones electrónicas iniciarán con una notificación al contribuyente de una resolución provisional a través de su buzón tributario, y otorgará un plazo de 15 días hábiles para la autocorrección o la aportación de argumentos y pruebas para desvirtuar la irregularidad, explicó Sandoval Rodríguez.

 

Si el contribuyente no atiende esta primera notificación, el SAT le enviará una segunda, y en caso de que persista la falta de respuesta o las irregularidades contenidas en la primera resolución, la autoridad fincará un crédito fiscal, aunque en todo momento se salvaguarda la garantía de audiencia.

 

Estimó que con las auditorías electrónicas se detonarán actos de fiscalización sobre rubros específicos haciendo más ágil la revisión, se amplía el universo de contribuyentes fiscalizados, aumenta la percepción de riesgo en los contribuyentes, se reducen los plazos para concluir auditorías y los costos para autoridad y contribuyente en la realización de estas revisiones.