EL CAIRO. La decapitación de un padre y el asesinato de su hijo, aparentemente por yihadistas del Estado Islámico (EI) en una plaza pública de la ciudad de Al Arish, capital de la provincia Norte del Sinaí, ha desatado la preocupación sobre la situación de seguridad en esta localidad.

 

Este crimen, sobre el que las autoridades egipcias aún no se han pronunciado, ha supuesto una conmoción para muchos habitantes de esta región, que ya están acostumbrados a los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los yihadistas, sobre todo en las poblaciones de Rafah y Sheij Zued.

 

Aunque Al Arish también ha sido escenario en los dos últimos años de ataques y atentados contra las fuerzas de seguridad y funcionarios del Estado, nunca se había registrado hasta ahora un crimen de estas características.

 

Los yihadistas del EI “han dejado estas dos ciudades (Rafah y Sheij Zued) debido a los enfrentamientos intensos con el ejército, para hacer su aparición en Al Arish” dijo a Efe, Hosam Tawfiq, diputado por esta última ciudad en el Parlamento egipcio.

 

La situación (en la capital del Norte de Sinaí) es trágica“, subrayó el diputado, quien presentó ayer una carta ante la Asamblea Legislativa, en la que muestra su preocupación por la inseguridad rampante en Al Arish y en la que solicita la formación de un comité que estudie la situación.

 

El escrito fue presentado dos días después de que un grupo de yihadistas montados en varios vehículos trasladaran a Radi Abu Sabia y a su hijo Suleimán (acusados de espiar para las autoridades) hasta la plaza de Abu Bakr, en el barrio de Fawajeria, uno de los mayores de Al Arish, los sacaran del maletero de un coche y los asesinaran en plena calle.

 

El diputado añadió que la manera en la que fueron ejecutados y el lugar elegido muestra que los asesinos eran yihadistas del grupo Wilayat Sina, filial del EI en el Sinaí.

 

Aunque subrayó que los extremistas “no están controlando la ciudad, pero tienen presencia”, advirtió de que lo ocurrido “provocó horror y pánico entre la gente” y demuestra que hay “una falta de seguridad obvia” en la ciudad.

 

Según Tawfiq, los yihadistas irrumpieron recientemente en un café de Al Arish donde exigieron a la gente que dejara de fumar. Asimismo, levantaron un puesto de control en el puente de Al Wadi en busca de supuestos “espías” del Ejército y la Policía egipcios.

 

El director de la seguridad de la provincia de Norte de Sinaí, el general Sayed al Habal, contactado por EFE, se mostró molesto al ser preguntado por el escrito presentado por el diputado y rechazó hacer ningún comentario.

 

“El ciudadano siente que la situación en Al Arish mejora”, se limitó a decir el responsable de seguridad.

 

Un periodista local, que vive en el mismo barrio donde el EI cometió su último crimen, dijo a Efe que en los últimos días las patrullas de la Policía ya no circulan por las noches, cuando está en vigor el toque de queda. Un extremo que no pudo ser confirmado por otras fuentes.

 

El periodista, que solicitó que su identidad no fuera revelada, agregó que no era la primera vez que los yihadistas asesinaban a alguien o lo decapitaban, pero sí la primera vez que lo hacían en público.

 

En el último número de la revista semanal Nabaa, órgano de propaganda del EI, el grupo terrorista hizo referencia al puesto de control impuesto en el puente de Al Wadi y lo calificó de una “bofetada inesperada a las fuerzas gubernamentales apóstatas”.

 

Según explicó a EFE el jefe del Comité de Libertades en el Colegio de abogados en el Sinaí, Islam Faruch, se ha registrado recientemente una “evolución notable” en las operaciones de los yihadistas en Al Arish.

 

“Ya no están solo atacando los puestos de control del ejército, sino que están en la ciudad, amenazando a una gente y ejecutando a otra” destacó el letrado.

 

Faruch, que ejerce como abogado de varias familias que ha perdido a alguno de sus miembros en choques entre el ejército y los yihadistas, denunció que los habitantes ricos de Al Arish abandonaron la ciudad, mientras que los más pobres continúan viviendo “sin protección”.

 

El Ejército mantiene un férreo bloqueo informativo en la zona y, hasta la fecha, no se ha dado información sobre las víctimas civiles ni militares de la guerra emprendida contra los yihadistas, quienes tras el golpe de Estado de julio de 2013, que derrocó al presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, han aumentado sus ataques.