En la entrada de la iglesia de Santo Domingo, ubicada sobre República de Brasil, en el Centro Histórico, hay una placa que indica que ahí fue sepultado Fray Servando Teresa de Mier. Pero falta una parte de la historia…

 

Quien la desconoce, como yo la desconocía antes de llegar a ese sitio, no sabe que la historia de este personaje independentista, diputado del primer Congreso de México, es tan agitada tanto en vida como muerto.

 

Que su cuerpo se momificó en el mencionado templo. Que lo vendieron a un circo que lo exhibía y que, pasados los años, no se le ha vuelto a ver.

 

Es por eso que su momia, que un día estuvo en esa iglesia, hoy no se encuentra ahí. Y sería interesante que alguna autoridad religiosa o cultural del país o de la ciudad, actualice la placa y, por qué no, cuente parte de su historia que no todos los turistas conocen.

 

20160206_164417-1La primera vez que estuve ahí pasé una hora revisando cada tumba que se encuentra en los muros, para buscarlo. Finalmente tuve la suerte de ver al sacristán limpiando algunos objetos y lo abordé:

 

–Disculpe, estoy buscando la tumba de Fray Servando ¿Sabe usted cuál es?

 

–Él no está aquí –me respondió entre molesto y fastidiado–.

 

–¿Seguro? Allá afuera dice que aquí lo sepultaron.

 

–Estoy seguro, tengo 35 años aquí y como viene gente a preguntar lo he buscado todo ese tiempo y no lo he encontrado. Deberían ya de cambiar esa placa para que no se confunda la gente.

 

Así fue mi charla. Y comencé a investigar su historia, pues al igual que muchos capitalinos, conocía la avenida, pero no quién era él. Y me llevé una gran sorpresa.

 

A este religioso se le recuerda porque fue uno de los primeros personajes que puso en duda la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, y en su lugar aseguraba que la guadalupana se le había aparecido a Santo Tomás, quien llegó a estas tierras antes que Cristobal Colón. Decía que la imagen no se plasmó en la tilma del indio, sino en la túnica de Santo Tomás.

 

Como parte de este sermón que dio a las altas autoridades de la Nueva España el 12 de diciembre de 1794, señalaba que a quien se le conocía como Quetzalcoatl, era en realidad Santo Tomás.

 

Después tuvo que retractarse, como en su tiempo lo hizo Galileo, ante la Santa Inquisición.

 

La historia de este personaje, que fue diputado en en el primer Congreso de México, opositor a la conformación del Imperio de Agustín de Iturbide, es tan extraordinaria que el cubano Reynaldo Arenas lo convirtió en el personaje de su novela “El Mundo alucinante”, en donde lo retrata como un hombre que recorrió medio planeta, junto con sus prisiones, de las cuales escapó varias veces. En varios momentos solo frente al poder, en la cárcel, de la cual siempre salía.

 

Entre otras cárceles, estuvo en la de San Juan de Ulúa.

 

La recomendación

 

Pero para qué les cuento más. En principio les recomiendo el ensayo Defensa de Fray Servando Teresa de Mier, escrito por Marie-Cécile Bénassy-Berling, quien también ha escrito sobre Sor Juan Inés de la Cruz.

 

Otra recomendación es el libro de Reynaldo Arenas “El Mundo alucinante”, y visitar el templo en donde estuvieron sus restos, que además de su importancia histórica, tiene su importancia arquitectónica. Ahí podrán ver un retablo de Manuel Tolsá y conocer la primera aduana de la Ciudad de México y el antiguo Palacio de la Inquisición.