Hoy es noticia en las páginas de casi todos los medios de comunicación que cubren información tecnológica, de negocios, o de autos, que la compañía Tesla, de la misma forma que arranca el 2016, inicia operaciones en México. Lo que en la mayoría de las notas se expone, es que se trata de una compañía que vende automóviles de lujo que utilizan energía eléctrica (75 mil dólares costará el primer modelo que comercializarán en México). Detalles más, detalles menos, pero no se profundiza demasiado en el porqué de la importancia de la llegada de esta empresa a nuestro país.

 

Tesla es, sin duda, una de las empresas más innovadoras a nivel mundial por múltiples razones. Su creador y presidente, Elon Musk, es una especie de Steve Jobs de una era que recién inicia. Ha creado una empresa con una misión sumamente inspiradora, “Acelerar la transición del mundo hacia un transporte sostenible”, tiene un estilo de liderazgo enfocado en la búsqueda de la perfección y por ende, duro y con baja tolerancia al error, además de que en su vida también transitó por pasajes de soledad, y desesperanza, haciéndose lector fanático de escritores como el existencialista Nietzsche. Es también un emprendedor de tiempo completo, pues además de la creación de Tesla Motors, fue fundador de la empresa más grande de pagos electrónicos en Internet, PayPal, y también comanda proyectos que son, literalmente, disparos a la luna como SpaceX, una compañía que trabaja en el diseño de cohetes espaciales. Pero dejemos por un momento a Musk, y hablemos de la innovación de producto en Tesla.

 

La historia de la empresa inicia en el año 2003, cuando un grupo de ingenieros de Silicon Valley se aventuraron a la difícil tarea de probar que los autos eléctricos eran mejor que los que utilizan gasolina. Una tarea muy difícil en el mundo en que vivimos, cuyo resultado fue casi similar al que encontraron quienes en algún momento osaron sugerir que la tierra no era plana, sino redonda. Las críticas de una industria automotriz con un ego enorme y que parecían más una secta en contra de sus creencias que un sector obligado a pensar en la innovación constante, fueron mordaces, pero no por mucho tiempo, pues en 2008 se lanzó de manera oficial el Tesla Roadster, y vaya de qué manera, pues no se trató solamente de un “carrito” capaz de circular con una batería eléctrica, sino impresionó por su aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora en un tiempo de 3.7 segundos, un tiempo que con los modelos que se comercializan hoy, se ha reducido a menos de los 3 segundos.

 

Los autos son también un gadget tecnólogico en su totalidad. Cuentan con una pantalla táctil de 17 pulgadas desde la que se puede controlar su techo panorámico de cristal, además de que están conectados a internet permanentemente gracias a la red global de AT&T. El auto también se conduce dentro de un carril y tiene capacidad de determinar el tráfico para acelerar y frenar automáticamente según convenga.

 

Tesla, además de lo que más llama la atención, los autos, está fabricando baterías de energía solar de uso doméstico con un maravilloso diseño estético, y cuyo objetivo es dar al usuario una “renta cero”, es decir, que la misma cantidad de energía que almacenen sea la que se emplea. Su experiencia en el desarrollo de las mismas como instrumento de alimentación en los automóviles ha llevado la empresa a tal nivel de innovación, que incluso en algunos foros se ha comentado que su verdadero futuro está en el desarrollo de baterías ecológicas de todo tipo, y para todo uso. Son en definitiva, mucho más básicas para la vida de la humanidad que los automóviles mismos.

 

Es pues, un auténtico lujo, y un deleite, que una empresa como Tesla inicie operaciones en nuestro país, comandada por Francoise Lavertu, una ejecutiva con experiencia en el manejo de marcas de retail y de lujo. Es cierto, 75 mil dólares no es algo que cualquiera pueda desembolsar, pero el sueño de Musk es que con el paso del tiempo y su mayor adopción, esta tecnología pueda irse abaratando y ser en verdad, una opción de transporte para las masas.

 

Todo empieza con un sueño. Hace 12 años iniciaron con uno, el de los autos eléctricos, y hoy son una realidad. Tesla no quiere solamente crear autos, sino literalmente, cambiar al mundo. Puede que en unos años, lo esté logrando. Y lo mejor de todo, México va a pasar lista como uno de los países donde el sueño osó convertirse poco a poco en realidad.