El Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) propuso al Gobierno del Distrito Federal colocar un irradiador nuclear en la Central de Abastos para sanitizar y eliminar gérmenes de los productos agrícolas que se ofertan.

 

El coordinador de la Unidad de Irradiación y Seguridad Radiológica, Epifanio Cruz Zaragoza, explicó que ese aparato se ha usado para esterilizar hortalizas y fruta como cilantro, aguacate, mango, ciruelas, chile morrón y plátano tabasco.

 

Consiste en una inversión socialmente rentable que generaría empleos en los siete estados del país, cuyas relaciones comerciales con una de las bodegas de productos alimentarios más grandes del planeta son estrechas.

 

“La idea es instalar irradiadores con bandas automáticas para sanitizar y eliminar los gérmenes patógenos de alrededor de 100 toneladas de productos agrícolas a la semana y alargar la vida de anaquel, muy importante para la exportación y consumo higiénico”, puntualizó.

 

Con ello se podrían conjuntar los conocimientos de la UNAM para apoyar políticas públicas encaminadas a mejorar la salud, el entorno ambiental y la economía, que tendría la ventana de oportunidad para moverse aún más.

 

Mediante un comunicado difundido por la UNAM, dio a conocer que el irradiador nuclear opera desde 1986 y es el único de su tipo instalado en una universidad de Latinoamérica.

 

Aunque sus funciones principales son apoyar la investigación básica y aplicada, también presta servicios a la industria, principalmente agrícola y cosmetológica.

 

El especialista explicó que en el caso de los alimentos, éstos no quedan radioactivos porque se usa baja energía para su esterilización.

 

Se trata de un irradiador de Rayos Gamma, que ha sido utilizado en diversos proyectos como irradiar muestras de laboratorio, de suelo y gases para simular atmósferas de otros planetas; estudios de plásticos y polímeros destinados a la medicina quirúrgica, eliminar cisticercos en carne de cerdo, entre otros.

 

El Gammabeam 651 del ICN es un modelo de alta seguridad, cuenta con una alberca de siete metros de profundidad inundada de agua ionizada, no radiactiva, donde se alojan las barras de cobalto 60.

 

Mediante un mecanismo electrónico computarizado que las mueve del fondo de la alberca a la superficie, es como se trabaja con la radiación dentro de una cámara, similar a un búnker, protegida por paredes de concreto de dos metros de espesor.

 

Una vez que salen a la superficie, donde se ubican los productos que se van a someter, comienza el proceso y la radiación es tan intensa como un millón de veces la energía del Sol.

 

Cruz Zaragoza reconoció que la radiación nuclear detenta una imagen ligada a las atrocidades de la bomba atómica, sin embargo su aceptación depende de que se use con fines pacíficos y de tecnología de punta para resolver algunos problemas del entorno social.

 

Por ejemplo, una forma de recuperar el agua negra vertida de desechos industriales que se envía por el Gran Canal y de ahí al mar sería limpiarla con radiación de rayos X o gamma, con lo que se reduciría la contaminación, causante de enfermedades en la población.