WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conmutó hoy las penas de 95 presos por delitos no violentos y relacionados con la posesión o distribución de drogas, un gesto con el que quiere subrayar la necesidad de reformar el sistema de justicia penal del país.
Las sentencias de 95 reos, entre ellos al menos seis hispanos, quedan conmutadas y expirarán hoy mismo o el próximo 16 de abril, indicó la Casa Blanca en un comunicado.
La liberación de presos se engloba dentro de la reforma de la justicia penal que está impulsando Obama con el objetivo de acabar con el hacinamiento en las cárceles de EU, donde viven 2.2 millones de personas y que cuestan cada año 80 mil millones de dólares a las arcas del Estado.
Los internos que saldrán de prisión fueron condenados por delitos de posesión o distribución de sustancias ilegales como la cocaína o la mariguana, en algunos casos con el agravante de poseer un arma de fuego, pero en ningún caso por la comisión de un crimen violento.
Sus sentencias provienen de las políticas de “mano dura” que se aplicaron durante la llamada “guerra contra las drogas”, que desde la década de 1980 aumentó la dureza de las sentencias por producción, posesión o distribución de drogas ilegales con el objetivo de acabar con la violencia asociada al narcotráfico.
Entre los presos beneficiados está Juan Fernando Mendoza-Cárdenas, de Houston (Texas), condenado por una corte del estado de Georgia a 20 años de cárcel y a 10 años de libertad vigilada por la posesión de marihuana con la intención de distribuirla.
Esta es la tercera vez que, este año, Obama usa el poder que le concede la Constitución para otorgar clemencia a presos, que incluye el perdón o la reducción de las sentencias.
La reducción de las sentencias para los condenados por delitos no violentos relacionados con las drogas es una de las propuestas claves de la reforma penal del presidente, que mencionó por primera vez en su discurso sobre el Estado de la Unión frente al Congreso en enero pasado.
Desde entonces, Obama se ha reunido con jefes de policía de todo el país y también ha hablado con presos durante una visita en julio a la cárcel de El Reno (este de Oklahoma), con la que se convirtió en el primer presidente en visitar durante su mandato una prisión federal.
La Casa Blanca apoya los proyectos legislativos que debate el Congreso, el único con capacidad para reformar el sistema penal y que propone cambiar algunos de los puntos de la actual legislación penal, que obliga a los jueces a imponer condenas de decenas de años de prisión por delitos de drogas no violentos.