Los efectos de los atentados en París se han convertido en una espesa nube de intranquilidad que se aposenta sobre nuestra supuesta civilización. Las raíces de los irracionales actos alcanzan a los terrenos culturales. El embajador de la Unión Europea en México, Andrew Standley, me reitera la importancia de la literatura en espacios de incomprensión cultural.

 

Hacía muchos años que la Unión Europea no tenía a un representante en México como el actual embajador Standley. Afable y simpático, pero sobre todo gran conocedor de la arquitectura europea y, lo principal, con el ánimo de aportar al proceso transcultural mexicano el siempre valioso grano europeo, Andrew Standley se encuentra en Guadalajara para abanderar el quinto Festival de las Letras Europeas en el seno de la Feria Internacional del Libro (FIL).

 

Platiqué con él ayer vía telefónica unos minutos antes de que ingresara a la sede de la FIL para iniciar el acto inaugural del festival. Standley subraya el objetivo que impulsó el nacimiento del Festival de las Letras Europeas hace cinco años: el diálogo intercultural a través de la literatura. En efecto, la Unión Europea es el modelo político más exitoso del siglo XX gracias a su capacidad de crear incentivos para la cohabitación. En el principio fueron seis naciones las que vieron nacer lo que en su momento parecía ser una imposible integración (principalmente entre dos naciones antagonistas como Francia y Alemania). Ahora son 28 naciones y sobre de ellas se aposenta la intranquila nube del terrorismo, y algo más: el conflicto de asimilación de refugiados sirios. Dos exámenes durísimos a los que se enfrenta la Unión Europea ya, en estos momentos; dos retos que tiene que solucionar no sólo por el bien de su modelo político, sino del mundo entero.

 

El embajador Standley me dice que no existe un hilo conductor para elegir a los escritores europeos que se están presentando en la FIL en 2015. La realidad es que el festival intenta comprobar que la Unión Europea se compone de diversidades; muestras del multiculturalismo. Son su riqueza. La española Elvira Navarro, el francés Frédéric Boyer y el británico Joe Dunthhorne son tres de los 10 escritores que presentarán sus obras en Guadalajara.

 

Programas como el Festival de las Letras Europeas pertenecen a la familia de los Erasmus: estudiantes que anteponen a su nacionalidad los estudios; eliminan culturalmente lo que fue el pasaporte bélico de sus abuelos para integrarse a otro país a través de la cultura. ¿Qué sucede con los franceses entregados al fanatismo de un supuesto profeta con apellido Al Baghdadi? ¿Qué ha fallado en la sociedad europea para que miles de sus ciudadanos depositen su esperanza a un grupo de fanáticos y terroristas religiosos? Les ofrecen reivindicarse, vengarse.

 

La literatura no hace milagros pero sí incentiva a la imaginación; nuevos mundos. Posibles espacios para reconciliarse con el entendimiento y la cohabitación. Europa, y el mundo entero, necesitan urgentemente aliarse con la literatura. Obsesionarse por ella.

 

El embajador Standley evoca la figura del “puente” para lograr el diálogo intercultural.

 

En cinco años se han presentado 40 escritores de 17 países de la Unión Europea. Recuerdo a Ray Loriga. Vino a la FIL hace un par de años. Gran escritor que se encuentra en el extrarradio del marketing o del mainstream. En efecto, en el Festival de las Letras Europeas no están los Carrère, Marsé o Welsh. No participan marcas sino propuestas. De Austria se presenta Leopold Federmair; Alemania, Gregor Saunier; Croacia, Miroslav Medimorec; Eslovenia, Jani Virk; Países Bajos, Herman Koch; Polonia, Malgorzata Rejmer; y Suecia, Lena Andersson, junto a los tres arriba mencionados.

 

No sólo la crisis griega y el miedo de los refugiados se vinculan a la Unión Europea. Existen otras armas con las que se puede derrotar al terrorismo.