Se trata de la nueva estrella en la industria de las Tecnologías de la Información, y es conocido como Cloud Computing o cómputo en la nube. Es un servicio que las grandes empresas de tecnología ofrecen a compañías de todos los tamaños para que no se preocupen más por contar con una gran cantidad de servidores que ocupen mucho espacio y requieran de inversiones adicionales como podría ser sistemas de enfriamiento para mantener los cuartos donde estos se ubiquen a bajas temperaturas, y que en contraste, decidan almacenar su información en grandes servidores virtuales, a los que se puede acceder prácticamente desde cualquier lugar y en cualquier dispositivo. Es por eso que se dice que la información, vive “en la nube”.

 

No son algo nuevo, pues llevan ya varios años en el mercado, pero sí están tomando tintes estelares. Brillan, porque empresas de la talla de Amazon, pronostican que en muy pocos años su división de servicios de cómputo en la nube, Amazon Web Services, podría ser la más valiosa de la compañía, incluso, por encima de su tradicional negocio de retail digital. Esta semana el banco alemán Deutsche Bank, estimó que las ventas de esta división podrían superar los 16 mil millones de dólares en el año 2017, lo que representaría que la división tenga un valor de por encima de los 160 mil millones de dólares.

 

Otra compañía que recientemente vio reflejada la importancia de los servicios de cómputo en la nube fue Microsoft, quien hace poco más de dos semanas presentó resultados financieros positivos, en buena medida, gracias a su división de cómputo en la nube Azure. Los analistas de bolsa interpretaron los resultados como una reducción de la dependencia en Windows, una evolución del gigante de software de Seattle, y “premiaron” el valor de su acción por encima de los 50 dólares, algo que no ocurría en alrededor de 20 años. Empresas conocidas por otros rubros, como Apple y Google, ofrecen también sus servicios en la nube, además de las que tradicionalmente han atendido este mercado, como IBM u Oracle. Jugadores emergentes como Rackspace, son también de los nombres que vale la pena tener en cuenta en este nuevo campo de batalla.

 

Hoy negocios como los mismos bancos, empresas de telecomunicaciones, y en el caso de Amazon, compañías como Netflix o Pfizer, que requieren infraestructuras capaces de procesar grandes volúmenes de información (pensemos en la capacidad de almacenamiento que se requiere para el catálogo de Netflix), son quienes más jugo sacan a estos servicios, pero lo relevante de comprar almacenamiento en la nube es que está hecho para cualquier tipo de compañía. Se paga por lo que se necesita, por lo que literalmente, ponen al alcance de pymes servicios muy económicos y de alto nivel de confiabilidad. Quizá algunos de sus retos estén en convencer a ciertas entidades, como por ejemplo, dependencias gubernamentales, u oficinas centrales de los mismos, que en muchos casos por restricciones incluso constitucionales, no podrían hacer uso de servicios así, bajo el argumento de que la información no quedaría resguardada por ellos mismos, y viviría quizá en servidores localizados fuera de su país de origen. Pero de que los pronósticos de futuro parecen decirnos que todo está en la nube, no hay duda. La información de las empresas estará viviendo cada vez más en esta nube tecnológica, pero también, la fuente de ingresos de los gigantes de la industria.