Tráfico de armas, trata de personas y venta de órganos son las actividades con las que se financian los grupos extremistas islámicos que persiguen a los católicos que viven en el oriente medio, dijo Dominik Kustra, presidente de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre, organización que brinda asistencia en 130 países a los católicos afectados por la violencia o pobreza.

 

“Hay detrás de todo esto (de los grupos extremistas) venta de armas, venta de mujeres católicas como esclavas sexuales, es una de las formas como se financian, pero sólo es una de las formas como obtienen recursos. Hace unos meses el gobierno iraquí pidió la intervención de Naciones Unidas porque encontraron en fosas comunes centenares de cuerpos que les faltaban órganos internos, es decir, también se dedican al comercio de órganos”, dijo Kustra.

 

La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre tiene presencia en 130 países del mundo, donde financia cinco mil proyectos de reconstrucción de templos católicos, construcción de escuelas, financiamiento de proyectos productivos y misiones católicas en zonas de conflicto.

 

La Fundación tiene relación institucional con El Vaticano, esto para la formación de sacerdotes quienes acuden a las zonas de conflicto en las misiones pastorales. Sobre su financiamiento, informa en su página de Internet que no recibe donaciones de entes públicos ni oficiales, que todos sus recursos vienen de 600 mil benefactores particulares de diferentes países.

 

Dominik Kustra visitó México como parte de las actividades del Primer Congreso de Cristianos Perseguidos, celebrado en el DF, en el cual sacerdotes de Siria, Irak, Nigeria y China dieron conferencias sobre sus experiencias de profesar la fe en estos lugares donde los católicos son una minoría perseguida.

 

Dicho encuentro tuvo lugar el viernes 2 de octubre y fue organizado por la Fundación, la Unión de Voluntades (agrupación de voluntarios católicos) y Grupo Emmanuel, músicos católicos.

 

Unos de los países donde la Fundación tiene presencia son Irak y Siria, donde contabilizan a 200 mil católicos desplazados por las guerras civiles que viven ambas naciones.

 

Además de los enfrentamientos de la guerra civil, los católicos deben de enfrentar el riesgo que representa el Estado Islámico (EI), organización terrorista cuyo objetivo es la instauración por la fuerza del califato, sistema de gobierno dirigido por los preceptos del Islam y que ve en ideologías distintas a enemigos mortales de la fe.

 

Kustra dijo que no todos los musulmanes de medio oriente persiguen a los católicos, pero los grupos extremistas van ganando fuerza al definirlos como chivos expiatorios de los problemas que tienen sus países.

 

“Lo primero que hacen es culpar a occidente de todas las desgracias en oriente medio, luego la religión se utiliza para otros fines, como los políticos, propagando el cáncer de los yihadistas (musulmanes extremistas que matan a quienes no profesan la fe al Islam), radicalizando a los niños. Cada vez más personas apoyan estos comportamientos ya sea porque no entienden la situación real o porque reciben dinero de ellos”, explicó Kustra.

 

Uno de los objetivos de los ataques de los partidarios de EI son los católicos. Si son hombres son decapitados, pero si son mujeres son vendidas como esclavas sexuales, todo amparado por la ley islámica, que no les concede derechos por tratarse de “infieles”.

 

La situación es compleja, añadió Kustra, pues la posibilidad de diálogo es nula, dejando sólo la puerta militar para detenerlos, lo que trae el riesgo de mayor persecución contra los católicos en una región ya de por si destruida por la guerra civil.