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JERUSALÉN. La top model israelí Bar Refaeli continúa durante el fin de semana los festejos de su boda con el empresario local Adi Ezra tras la gran fiesta celebrada el pasado jueves por la noche en una ceremonia tradicional de rito judío, en un hotel de los Montes del Carmelo, rodeada de gran secretismo y excepcionales medidas de seguridad.

 

En un entorno más privado y entre familiares, algunos de los 300 invitados a la que ya ha sido denominada en el país como “la boda del año” permanecen en ese pequeño y verde enclave al norte del país, en el lujoso complejo hotelero elegido por la pareja para consumar su compromiso a salvo de los ojos de extraños.

 

Pocos detalles se conocen del evento que ha capturado curiosidad y críticas a partes iguales motivadas, en parte, por el deseo de la reconocida modelo, de 30 años, de salvaguardar hasta el extremo la privacidad de su ceremonia con el empresario de 40 años, propietario de una de las cadenas de alimentos más importantes del país.

 

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Entre las excentricidades que rodean al casamiento estuvo la petición a la Dirección de Aviación Civil israelí de cerrar unos cuatro kilómetros de espacio aéreo sobre el recinto y dejar operar a cinco drones, dos helicópteros y un globo aerostático para filmar la escena, solicitud que finalmente fue cancelada por el malestar que produjo entre la población este gesto considerado excesivo.

 

 

Otra seña de precaución y recelo, informó el medio Pnai Plus, fue la resolución de hacer pasar a todos los invitados por un detector de metales para impedir que introdujeran cámaras o teléfonos móviles y así conservar la exclusiva de la boda, que será vendida al mejor postor con el objetivo de donar lo recaudado a alguna causa social.

 

De hecho, una de las pocas anécdotas que han trascendido en los medios sobre el enlace es el enfrentamiento protagonizado entre los agentes de seguridad del recinto y un paparazzi de ese medio que merodeaba por la zona, quien fue agredido y posteriormente hubo de ser trasladado a un hospital tras el encontronazo.

 

Entre críticas ultraortodoxas

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Al margen del incidente, pocas cosas se saben sobre la segunda boda de la modelo (se casó y divorció cuando era adolescente para evitar cumplir con el servicio militar en Israel, obligatorio a partir de los 18 años), criticada también en un gesto muy inusual por la comunidad ultraortodoxa en Israel desde que anunció su intención de casarse bajo la más pura ortodoxia judía.

 

Sin ser famosa por su apego espiritual a la religión, la modelo decidió contar para conducir su enlace con un conocido rabino, David Grossman, lo que provocó críticas en el sector ultraortodoxo a causa del poco aprecio al estilo de vida de la modelo, opuesto a los preceptos de modestia y humildad de la comunidad.

 

“Me dijo que por lo menos en su boda quiere sentir a Dios y desconectarse de la bohemia”, se justificó a la emisora ultraortodoxa Kol Baramá el rabino ante la sorpresa de tantos en Israel -un país en el que, por otra parte, no existe el matrimonio civil-, y fuera de él, que se preguntaban el por qué de una boda conservadora para quien se rige por un estilo de vida completamente laico.

 

La tradicional boda judía, de la que se espera poco a poco se desvele más información, concluyó en un guiño con la canción de Bruno Mars ‘I think I wanna marry you’, después de que los novios se intercambiaran anillos de la firma brasileña de joyerías H. Stern, a decir del Yediot Aharonot.

 

Antes de comenzar el banquete, cuyo menú también permanece en el más estricto secreto, Refaeli se cambió su vestido, diseñado por Claire Waight Keller, directora creativa de la casa francesa Chloé, por uno más cómodo de la israelí Inbal Dror y obsequió a su novio con la canción “Lo que el corazón elige”, que interpretó junto al popular cantante local, Harel Skaat, exconcursante de Eurovisión.