TIXTLA, GRO. En el semestre escolar que comenzó hace un mes, la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa viene sufriendo porque el gobierno federal les cortó recursos para la manutención de los 517 alumnos (hasta el momento se respetan los lugares de los 43 que están cursando su licenciatura desaparecidos) como maestro rural, aseguró Yojhan Hernández, estudiante de segundo año del centro educativo.

 

“En las últimas semanas ya nos recortaron los recursos, se nota porque ya no hay la misma comida que antes. Lo bueno es que tenemos nuestro propio ganado y cosechas para completar”, dijo el alumno originario de Morelos.

 

Según Hernández, este corte de recursos es una nueva estrategia de los gobiernos federal y estatal para cerrar definitivamente a Ayotzinapa, una escuela incómoda porque tiene un modelo diferente de educación, el cual no está basado sólo en lo académico, sino en otras áreas como lo productivo con su propia granja y ganado (aprovechando que la escuela está en lo que era una hacienda), deporte, cultura y política.

 

“Están aprovechando lo que pasó en Iguala para tratar de cerrar la normal, ahora con la excusa de que como somos unos revoltosos pues lo mejor es ya no darnos más dinero. Lo han hecho con otras normales rurales, cuando las abrió el presidente Lázaro Cárdenas eran más de 50, ahora nada más somos 17, y nosotros la más grande”.

 

El modelo al que se refiere Yojhan es donde por medio de apoyos como hospedaje, comida y material a los chicos pobres y que viven en comunidades rurales se les da la oportunidad de ser profesores.

 

Esto les permite a personas de escasos recursos entrar a la actividad política de sus comunidades, proponer soluciones comunes dentro de sus localidades y tratar de sacarlas de su rezago, lo cual no gusta mucho a ciertos grupos de poder locales. Al menos esa es la visión que tienen en Ayotzinapa de su propia labor.

 

Más allá de las razones que pueda tener el gobierno, Hernández defendió el modelo  de la normal rural, pues a diferencia de lo que piensan la mayor parte de las personas no incentiva la holgazanería, sino al contrario, demuestran el valor del trabajo.

 

“Mucha gente que no nos conoce piensa que somos flojos aquí, pero no es cierto. Nosotros somos quienes la cuidamos, plantamos los campos, cuidamos el ganado y hasta lo vendemos para sacar un poco de dinero. Ayotzinapa también es trabajo y lucha”, añadió.

 

En lo académico, en la normal Raúl Isidro Burgos están convencidos de que no requieren de un profesor al frente de la clase para aprender. El método autodidacta es el que más les gusta a los alumnos quienes sólo reciben asesorías nocturnas de sus profesores para acabar sus materias a lo largo del semestre.

 

Este tipo de clases les permite, explicó Yojhan, acceder a otro tipo de actividades artísticas como la danza, o con talleres de herrería o carpintería, con lo que completan su formación no para ejercer clases, sino para la vida que cada vez está más pesada.

 

“Sabemos que tal vez muchos no encuentren trabajo de profesores en sus comunidades o que de plano no les alcancen los salarios, por eso aquí fomentamos a que cada quien entre a un taller para que en su caso tenga cómo mantenerse en un futuro”, dijo.