Después de una decena de libros de poesía y cuentos, la escritora mexicana Angélica Santa Olaya se inspiró en el estadunidense William Faulkner para escribir su primera novela, Bajo la sombra del Encino, que acaba de ser presentada en Ciudad de México.

 

“Para mí la inspiración se traduce en una necesidad de narrar cuando presencio una historia o vivo un sentimiento; entonces digo, esto deber quedar escrito”, asegura la narradora.

 

“En un primer momento resumo la idea en un papelito y ya en casa empiezo a trabajarla, siempre de madrugada”, agrega.

 

Después de publicar una decena de libros de poesía y cuentos, Santa Olaya en Bajo la sombra del Encino (Editorial Jus) apostó por una obra de 160 páginas que, con el pretexto de las anécdotas, se refiere a la soledad, el miedo y el dolor que alguna vez en la vida sienten todos los seres humanos.

 

“Para mí el meollo no es la anécdota, sino lo que subyace en el corazón de los personajes. Detrás de la infidelidad y de la mentira siempre hay una profunda soledad”, asegura la intelectual, residente en los Emiratos Árabes, donde su esposo trabaja como aviador.

 

La novela gira alrededor de cuatro historias relacionadas con dos matrimonios.

 

Por un lado Elisa y Gerardo mantienen una relación basada en el cansancio y la falta de amor, y por otro Nayeli y Roberto pierden la ocasión de ser una pareja estable, porque él comete un error, lo confiesa y a partir de ahí “se van por un desfiladero a un callejón llamado tristeza”.

 

“En los cuatro personajes hay algo de mí, pero no he contado mi vida”, confiesa.

 

Lamenta la opinión de quienes se refieren al libro como un relato de cuatro fracasados, porque no se dieron cuenta -apunta- de que sus protagonistas son seres humanos, con matices y con conflictos que vale la pena no encasillar en buenos y malos.

 

Con giros en el lenguaje que delatan el oficio de poetisa de Santa Olaya, la obra está escrita con amenidad y se lee fácil después de que la escritora tuvo tiempo para pulirla durante los ocho años de negativas de publicación por parte de las editoriales.

 

“Este libro nació de forma obligada. Yo iba a la escuela de escritores y el maestro Bernardo Ruiz pidió entregar 50 páginas de una novela. Hasta ese tiempo solo había hecho poesía y relatos cortos, pero pasé la prueba al contar la historia de la mujer llamada Nayeli, me animé a seguir y la completé”, cuenta.

 

Aunque ha leído los clásicos que todos los escritores deben leer, Angélica prefiere los textos cortos y entre sus modelos tiene al escritor estadounidense Raymond Carver, a los mexicanos Juan Rulfo y Juan José Arreola y al uruguayo Eduardo Galeano.

 

Sin embargo “Bajo la sombra del Encino” coquetea más con el estilo del gran novelista estadounidense William Faulkner.

 

“La estructura de mi novela la fusilé de El ruido y la Furia, de Faulkner. Cuando la leí sufrí un impacto y me gustó la forma de escribir la historia con el punto de vista de cuatro personajes”, revela.

 

Angélica no tiene manías para escribir, no usa amuletos ni recursos para atraer a las musas porque ni siquiera cree en ellas. Su único requerimiento es trabajar en el silencio de la madrugada, sin que nadie la mire ni la interrumpa.