WASHINGTON.  La fachada de la Casa Blanca se iluminó hoy con los colores del acoíris para celebrar el histórico fallo del Tribunal Supremo que legaliza el matrimonio homosexual en Estados Unidos.

 

Alrededor de un centenar de personas se reunieron en la Avenida Pensilvania de Washington para contemplar y fotografiar la iluminación, el colofón a un día que en Estados Unidos se ha vivido como una fiesta.

 

Poco antes, la Casa Blanca había puesto un dibujo de la mansión presidencial coloreada como el arcoíris en su perfil de Facebook.

 

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, celebró hoy la decisión del Supremo como “una victoria” para Estados Unidos.

 

“A menudo, el progreso llega poco a poco, a veces se dan dos pasos adelante, a veces se da un paso atrás, empujado por el esfuerzo persistente de entregados ciudadanos. Pero a veces hay días como este, cuando ese esfuerzo lento y sostenido es recompensado con la justicia que irrumpe como un rayo”, dijo Obama tras conocer el fallo.

 

La lucha por el matrimonio homosexual, considerada por muchas voces en Estados Unidos como el mayor movimiento contemporáneo de derechos civiles, llegó hoy a su estación final: el Supremo, que blindó estas uniones como un “derecho” en todo el país.

 

Hasta ahora el matrimonio homosexual era legal en 37 estados, más el Distrito de Columbia -donde está la capital, Washington- y estaba prohibido explícitamente en 13.

 

Gay Marriage White House Lit

 

El fallo del Supremo es el más importante sobre el derecho al matrimonio desde que derogó la prohibición de las uniones de personas de diferentes razas en 1967.

 

Forzado por las declaraciones de su vicepresidente Joseph Biden a favor del matrimonio gay tres días antes, Obama dijo finalmente en una entrevista el 9 de mayo de 2012: “He concluido que para mí es importante afirmar que creo que las parejas del mismo sexo deberían poder casarse”.

 

Esa fue la primera vez, solo hace tres años, que un presidente de Estados Unidos se posicionaba a favor del matrimonio homosexual, al que hasta hace un lustro se oponían la mayoría de los ciudadanos.