Isabella Rossellini es dueña de una belleza serena, y “natural”, como ella misma dice sin llegar a revelar sus secretos de belleza. “La belleza natural también es belleza”, comenta esta mujer que se califica de “mayor”, ella, que durante años fue musa de Lancôme.

 

A sus 62 años, preserva un halo inocente y cierta timidez, una imagen muy alejada a una actitud de diva que nos regala unas horas antes de la presentación de su última función.

 

“Me gusta reírme de mi misma y hacer reír al espectador”, confiesa durante la presentación de la función que representa, una historia sobre animales y sexo, ”Green Porno, Live on Stage”, que la ha llevado por 40 países, durante dos años.

 

Siempre me ha interesado la naturaleza y a todo el mundo le interesa el sexo, por eso pensé que tendría más éxito hablando sobre ello, que sobre su digestión”, comenta divertida, horas antes de subirse al escenario con “Porno verde, en vivo en escena”.

 

Con una constante sonrisa en el rosto, pantalón blanco, camisa estampada muy suelta, zapato plano y apenas maquillaje, Rossellini (Roma, 1952) reconoce que ha habido personas a las que les ha sorprendido que emprendiera un proyecto como este, después de su pasado como “modelo y ‘femme fatale’”, teniendo en cuenta la repercusión de su personaje en la película “Blue Velvet”.

 

La función con la que se presenta nace sustentada en los 40 cortometrajes que realizó para el canal de televisión Sundance Channel. “Los animales siempre me han hecho reír, por eso quería que el público riera y al mismo tiempo descubrir cosas que desconozco”, confiesa.

 

En un encuentro abierto al público, moderado por el autor y director teatral Andrés Lima, Rossellini reveló detalles sobre esta producción, que se puso en marcha “gracias” al apoyo de su gran amiga, la también actriz y modelo, Carole Bouquet.

 

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Foto: EFE

 

 

“Ella fue quien me puso en contacto con Muriel Mayette y Jean-Claude Carrièrre”, la asesora artística y el escritor, junto a Rossellini, de la obra, ha explicado.

 

La actriz advierte que el monólogo incorpora un aspecto más filosófico que las películas, “pero con un lado muy cómico”, porque a ella “la filosofía pura y dura” le “aburre”.

 

Asegura que con ello no inten en caso de reencarnarse en un animal elegiría ser su perrota dar “lecciones”, pues se define solo como una “artista, una payasa, una actriz”. “No hay un intento profundo de cambiar la perspectiva de nadie, solo hacer reír”, dice mientras reflexiona que considera que la difusión de sus cortos por internet han dado visibilidad y fuerza al proyecto teatral. “Parte de su éxito se sustenta en ello”, explica.

 

“El público que paga su entrada no viene solo a verme a mí como personaje popular, viene a ver la función. Viene informado sobre lo que va a ver. Internet es gratis y, lamentablemente, su difusión no revierte en el artista, en el teatro sí” y así, justifica, que es cómo se pueden producir proyectos futuros.

 

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Foto: EFE

 

 

El recuerdo de sus padres

Este año, se conmemora el nacimiento de su madre, Ingrid Bergman, un aniversario que ella celebra con lecturas de la autobiografía de su progenitora, y la edición de un libro con fotografías de su álbum familiar. Reconoce, también, haberse “emocionado” al contemplar la enorme fotografía de su rostro, “tan grande como el edificio”, en el homenaje que le rindió el último Festival de Cannes.

 

“Nunca quise ser actriz. Mi madre era muy conocida por eso decidí trabajar en televisión, la moda vino después. Pero me di cuenta de que la carrera era corta”, razón por la que con el tiempo decidió dar un paso hacia adelante en la interpretación.

 

Cree que la función que ahora interpreta le hubiera gustado a su padre, el cineasta italiano Roberto Rossellini, quien le regaló su primer libro sobre animales.

 

“A mi madre creo que también le gustaría”, aunque con cierta nostalgia añade que, debido a su temprano fallecimiento, ha vivido “más tiempo sin ellos que con ellos”.

 

La actriz y modelo, con todas las entradas vendidas, actuará desde hoy hasta el 7 de junio y clausurará el XXXII Festival de Otoño a Primavera.

 

Isabella Rossellini termina diciendo que el “teatro requiere compromiso” y más dedicación que el cine, y concluye: “No creo que el teatro sea el refugio de las actrices cuando envejecen”.