Al representar el 41% de la lista nominal, la generación millenial tiene el poder de inclinar la balanza el próximo domingo. Sin embargo, 70% de ellos, calculan especialistas, no acudirá a las urnas.

 

“Aún no lo sé, pero lo más seguro es que no vaya a votar”, dice Alejandra Sánchez, una queretana de 28 años perteneciente a esta generación, conformada por poco más de 34 millones de ciudadanos de entre 18 y 34 años altamente informados, hiperconectados a internet y a las redes sociales, quienes no se dejan convencer fácilmente por promesas de campaña.

 

Les interesa la política, pero ni las campañas, ni los políticos o sus partidos les inspiran confianza. Es el caso de Alejandra, quien es activista por los derechos de los ciclistas pero también ha seguido de cerca las campañas de los candidatos a dirigir su estado, uno de los nueve en los que se disputa la gubernatura.

 

Otro caso es el de Carlos Villarreal, un joven de 25 años quien hace seis meses abrió su propio negocio, señala que sí va a votar porque confía en la democracia, pero no en alguna propuesta en concreto. “No me convencen las campañas para nada, ni una y ni poquito. Mi decisión será votar por la competencia del que menos me convence, desgraciadamente. He escuchado propuestas de los candidatos y nada, ninguno”,

 

A Ximena Khon, estudiante de 21 años en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, le interesa la política, pero la desilusión llegó al enterarse que algunos candidatos a la Asamblea Legislativa del DF y a jefes delegacionales entregaban dinero a algunos de sus vecinos para que hicieran propaganda.

 

“Todavía no sé si voy a votar. Realmente no sé si exista un cambio, no me siento representada. Los candidatos que están postulándose en mi colonia pagan a los colonos para pegar propaganda en los edificio y casas, ¡no me siento representada en lo absoluto!”, señaló.

 

Desinterés general

 

Alberto Aziz Nassif, profesor e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, prevé que el abstencionismo en este segmento del electorado alcance entre 60 y 70%. “No les interesa participar en este proceso electoral, no van a ir a votar, no están vinculados ni a las campañas ni a los partidos, hay una completa desvinculación. Es un problema del sistema político que no los ha incluido y del mismo sistema económico que los ha excluido”.

 

Explica que se trata de jóvenes escépticos y exigentes, menos convencidos de que a través de un partido político van a poder mejorar su situación. En tanto, afirma el experto, los partidos están más interesados por captar el voto duro que en prestigiarse políticamente. “Mientras tengan asegurado el financiamiento público y el acceso a medios no van a buscar acercarse a ellos”.

 

Guerra sucia

 

De acuerdo con especialistas en materia electoral consultados por este diario, uno de los grandes problemas del actual proceso electoral fue que estuvo marcado por los escándalos y “guerra sucia”, para lo cual las redes sociales fueron la arena de batalla.

 

Los contendientes usaron las redes para evadir lo que la ley les prohíbe hacer en las plataformas tradicionales, como la televisión, periódicos y radio, pero no las aprovecharon para acercarse a los jóvenes.

 

Los políticos, señala Regina Santiago -catedrática de la Universidad Iberoamericana y directora del Observatorio y Monitoreo Ciudadano de Medios-, se dedicaron a descalificarse entre ellos mismos y se olvidaron de los jóvenes y sus preocupaciones: un empleo digno y acceso a la educación. Sobre todo en un contexto en el que México se ubica como la segunda economía de la OCDE con las peores perspectivas de empleo y educación para sus jóvenes.

 

“A los jóvenes no les interesa la participación política tradicional, como sumarse a algún partido, porque –además- éstos no buscan lograr una comunicación con ellos, están desperdiciando las oportunidades que brinda el internet y las redes, como Twitter, para una comunicación horizontal, para generar conversaciones inteligentes y propositivas con ellos”, subraya.

 

Son precisamente las prácticas que huelen a siglo pasado las que “espantan” a los votantes millennials.

 

Su primera vez

 

Un estudio del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México (UVM) reveló que los millennials más jóvenes, los que tienen entre 18 y 19 años, son quienes muestran más interés en acudir a las urnas (70%), en comparación con los que se acercan o superan los 30 años, quienes ya han participado en otros procesos electorales y de los cuales  44% considera que votar es inútil.

 

Según el estudio Jóvenes mexicanos en procesos electorales, elaborado por la Cámara de Diputados en 2012, este segmento es tan importante que tiene el poder de inclinar la balanza y determinar una elección; sin embargo, esta generación no confía en los políticos: 44% tiene nulo interés en la política y seis de cada 10 jóvenes consideran que los partidos políticos son poco o nada importantes para la funcionalidad democrática.

 

“El peso del electorado juvenil, queda claro, puede definir los resultados de las elecciones en todos los niveles de gobierno. Sin embargo, un problema en este sector es su alto abstencionismo y la falta de confianza en el sistema político”, advierte el estudio elaborado en el marco de la elección presidencial de hace tres años.

 

En el mismo sentido, la Encuesta Nacional de Juventud 2010 reveló que en todo el país sólo uno de cada 10 jóvenes participa en algún tipo de organización política y 70% jamás lo ha hecho.

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