LONDRES. El cruce de acusaciones, las advertencias al electorado y los desafíos entre los líderes de los principales partidos dominaron ayer la campaña electoral a cuatro días de las elecciones generales en el Reino Unido.

 

El candidato conservador y primer ministro, David Cameron; el laborista, Ed Miliband, y el liberaldemócrata y viceprimer ministro, Nick Clegg, afinaron sus argumentos en un último esfuerzo por captar el voto antes de la cita del 7 de mayo.

 

Como partidos bisagra se perfilan el Liberal Demócrata, con cerca del 8% del apoyo; el eurófobo UKIP de Nigel Farage, en torno al 13%, y el SNP escocés, de Nicola Sturgeon, que obtiene un 49% en Escocia, única región donde se presenta.

 

Cameron urgió a los británicos a votar “tácticamente” por “la persona que quieren como primer ministro” (él o Miliband, los únicos con opciones de ganar), en lugar de secundar a partidos minoritarios que podrían restarle apoyos.

 

El líder “tory” advirtió de que Miliband pretende llevar al país “a la izquierda”, con “más endeudamiento y más impuestos”, y además -alertó- lo hará con el apoyo de los independentistas escoceses.

 

“Intenta negarlo, pero (según las encuestas) es un hecho que solo puede convertirse en primer ministro con el apoyo” del Partido Nacionalista Escocés (SNP), declaró.

 

Sturgeon y Alex Salmond -artífice del referéndum de independencia escocés del 18 de septiembre de 2014 y que aspira a convertirse en diputado en Londres- “extraerán un alto precio por ese apoyo”, “más deuda y más prestaciones sociales”, lo que sería “una calamidad” para el Reino Unido, añadió Cameron.

 

Los conservadores han basado la última fase de su campaña en sembrar el temor a una alianza entre los laboristas y el SNP, lo que ha llevado a Miliband a prometer que no entrará en ninguna coalición o pacto con los nacionalistas escoceses, que le han ofrecido apoyo a cambio de combatir la austeridad.

 

Sturgeon, cuyo partido podría obtener 50 de 59 escaños en liza en Escocia -a costa del voto laborista-, acusó a Miliband de haber cedido “al acoso de los ‘tories”.

 

La jefa del Gobierno escocés dijo que muchos votantes laboristas están “horrorizados” porque Miliband prefiera, en caso de tener que sumar escaños entre formaciones, dejar que los conservadores vuelvan a gobernar antes que pactar con los independentistas, que comparten una ideología de centroizquierda.

 

Por su parte, Miliband buscó aumentar su credibilidad revelando una piedra en la que aparecen grabadas las seis principales promesas laboristas, entre ellas rebajar de 9,000 a 6,000 libras (unos 225,000 pesos a 207,500 pesos) el precio tope de las matrículas universitarias.