LONDRES. Abu Bakr al Baghdadi, el califa del Estado Islámico y líder de decenas de miles de milicianos yihadistas que ocupan parte de Irak y de Siria, que aterroriza a civiles, masacrando y decapitando gente, estaría herido en grave estado.

 

Al-Baghdadi resultó malherido en marzo pasado en un ataque aéreo de la coalición encabezada por Estados Unidos. Lo dijeron fuentes citadas por el diario británico The Guardian en su edición digital.

 

El Guardian cita una fuente conectada con los grupos terroristas en Irak, según la cual las heridas de al-Bagdadi se remontan a marzo y habrían puesto en peligro su vida.

 

La misma fuente precisa que el califa se está recuperando lentamente, aunque no retomó el control de la organización a nivel operativo diario. La gravedad de su estado tras el ataque hizo que la cúpula del EI se reuniera para nombrar a un nuevo líder en caso de que Bagdadi muriese.

 

Un diplomático occidental y un funcionario iraquí confirmaron al diario británico que el 18 de marzo una ataque puso en la mira un convoy sospechoso de tres vehículos en la zona de Al Baaji, en el distrito iraquí de Nínive, cerca del límite con Siria.

 

El diplomático subrayó que las fuerzas de la coalición no estaban seguras de que a bordo de uno de los autos estuviera Bagdadi, mientras el oficial iraquí Hisham al-Hashimi afirmó haber sabido desde entonces que el califa había sido herido con personas de su séquito.

 

Dos informaciones precedentes sobre posibles heridas a Bagdadi resultaron luego ser infundadas, en noviembre y diciembre del año pasado.

 

A finales de 2014 ya se divulgó que Bagdadi había resultado herido en un bombardeo estadounidense, informaciones que el propio líder del EI desmintió.

 

Según el semanario Time, se trata del hombre más peligroso del mundo y Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares por su cabeza. Pero nadie sabe dónde está.

 

En tanto, milicianos del grupo yihadista decapiraron a cinco hombres en Damasco y Deir el Zur por espionaje y por pertenecer a las fuerzas del régimen sirio.

 

Según el comunicado de la ONG, tres hombres fueron decapitados con un sable en un centro de detención en la provincia oriental de Deir el Zur, acusados de “espiar a favor del Gobierno nusairí (alauí)”.

 

Las víctimas admitieron en un vídeo que colaboraron con el régimen, mediante el reclutamiento de nuevos efectivos y el envío de informaciones sobre opositores al presidente sirio, Bachar al Asad.