SANTIAGO. Sebastián Dávalos, hijo de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se presentó en el Ministerio Público de Rancagua, para rendir su declaración en el marco de una investigación judicial por presunto enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y uso de información privilegiada en los negocios inmobiliarios de su esposa, un día después que la mandataria rechazara “la especulación inmobiliaria”.

 

El ex director cultural del gobierno chileno accedió a declarar en medio de fuertes medidas de seguridad por el denominado caso Caval, el nombre de una empresa de su mujer, Natalia Compagnon, un negocio inmobiliario que ha generado una crisis política al segundo mandato de su madre.

 

Dávalos llegó y se retiró tranquilamente y en silencio de la fiscalía de Rancagua, a bordo de un vehículo que se estacionó cerca de la puerta, a diferencia de lo que vivió su esposa Natalia Compagnon la semana pasada, que a su ingreso y salida del mismo lugar escuchó protestas contra la corrupción y fue acosada por la prensa, que trató infructuosamente que hablara.

 

La diligencia, que duró unas cuatro horas, trascendió poco antes de su realización en Rancagua, 80 kilómetros al sur de Santiago, y en esta ocasión el edificio estaba rodeado de vallas metálicas, que impidieron a la prensa acercarse y un segundo cerco que mantuvo apartados a los transeúntes.

 

Dávalos y su esposa obtuvieron un crédito por 10 millones de dólares y compraron terrenos agrícolas, que luego vendieron en 15 millones de dólares.

 

El hijo de Bachelet participó en la reunión con el vicepresidente del banco que les dio el préstamo, el empresario Andrónico Luksic, uno de los más acaudalados e influyentes del país. Compagnon es dueña del 50% de Caval, la empresa que realizó la compraventa.

 

Legalmente el negocio es lícito, pero se aparta de la ética. La oposición se querelló por los delitos de tráfico de influencias y uso de información privilegiada, que investiga el fiscal Luis Toledo.

 

Especulación inmobiliaria 

 

Entrevistada el domingo por la noche por la televisión estatal Bachelet reiteró que desconocía los negocios y repudió la especulación inmobiliaria.

 

“No estoy de acuerdo con la especulación inmobiliaria, nunca he estado de acuerdo, pero no es ahora porque haya estado el caso Caval”, afirmó Bachelet.

 

Los negocios de la nuera de Bachelet sirvieron a la oposición para bajarle el perfil al financiamiento ilegal de campañas parlamentarias de opositores por parte de grandes empresas, y llevaron por el suelo la popularidad de la mandataria, que en marzo bajó al 31%, la cifra más baja de este y su anterior gobierno, 2006-2010.

 

El viernes Compagnon otorgó a un vespertino la única entrevista que ha dado desde que estalló el caso el 5 de febrero y aseguró que Bachelet desconocía el negocio, que obligó a la renuncia de Dávalos al cargo de Director Sociocultural de los organismos dirigidos por el gobierno.

 

Chile vive una de sus peores crisis de desconfianza ciudadana en los políticos, que empezó por la oposición derechista y ya llegó al oficialismo, pues varios candidatos al parecer recibieron dineros de una empresa de minería no metálica, cuyo dueño es el ex yerno del difunto dictador Augusto Pinochet.