La integridad es uno de los  reclamos de la sociedad a los juzgadores, aseguró el ministro, Alberto Pérez Dayán  durante el mensaje de la toma de protesta a 19 magistrados de circuito y a 21 jueces de distrito especializados en el nuevo sistema penal acusatorio.

 

Agregó que los tiempos actuales en ocasiones, despiertan indignación y desesperanza entre la sociedad; y el desasosiego se apodera del futuro desalentador, aparentemente invencible.

 

“Es por ello que el deber del juzgador exige, más que nunca, el desempeño leal y humano de aquel a quien la sociedad recurre buscando remediar lo que le fue privado”, dijo.

 

Agregó  que si bien es cierto que los retos para la Nación son enormes, también lo es que el Poder Judicial de la Federación sigue representando un verdadero deseo de cambio.

 

Por ello,  más que nunca es necesario concebir a la justicia no sólo como la compensación ante el daño sufrido o el restablecimiento del equilibrio jurídico violentado, sino también como el atributo que la sociedad encomienda a la rectitud, a la sabiduría, a la valentía y al honor, en resumen, a las buenas personas.

 

Y exhortó a los nuevos jueces y magistrados  a destacarse por sus sentencias y complementar su labor jurisdiccional, siempre con un modo sensato y ejemplar de vida.

 

“Así procurar estándares de excelencia que impidan el paso a conductas abusivas, maliciosas o dolosas en sus órganos jurisdiccionales, es una facultad y un deber”.

 

Mientras tanto, el Consejero de la Judicatura Federal, Alfonso Pérez Daza, sostuvo que la oralidad en el nuevo sistema penal adversarial es el mayor reto para cumplir de manera palpable los principios del sistema acusatorio.

 

“La presencia de las partes, la concentración de las pruebas, la continuidad y contradicción en el desarrollo del debate que se presentan en cada audiencia, no podrán ser afrontados de mejor manera que con la capacitación y actualización constante”.

 

Hizo también un llamado a los juzgadores a seguir observando los principios de excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo e independencia que exige la alta responsabilidad que se les ha conferido.

 

Enfatizó que la función judicial requiere honestidad, entrega plena al trabajo, respeto y responsabilidad, pero también precisa de elementos técnicos de excelencia, que sean capaces de ofrecer una justicia de calidad a los justiciables, atentos a los constantes cambios que impone la dinámica jurídica.