MADRID. La basura es, probablemente, uno de los elementos más alejados del impoluto mundo de la moda, pero Javier Goyeneche, alma máter de la firma Ecoalf, ha conseguido que sea sinónimo de vanguardia textil, diseño de moda y éxito comercial dentro y, sobre todo, fuera de España.

 

“Zara tarda quince días desde que diseña una prenda hasta que llega a sus estanterías. Nosotros, dos años”, compara este empresario, que ha transformado neumáticos en zapatos, redes de pesca en plumíferos y botellas de plástico en chupas de neopreno, y que en breve se embarca en un proyecto de recogida de basura marina.

 

Ecoalf (toma el nombre de Alfredo, el hijo de Goyeneche) nació con el objetivo de ser una marca “realmente sostenible”, pero, cuando se lanzaron a la busca y captura de tejidos reciclados, se dieron cuenta de que las fibras existentes contenían una proporción muy pequeña de materiales reciclados, así que se lanzaron a crear los suyos propios.

 

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