Marcos Martínez, presidente y director general de Santander México, mantiene el optimismo sobre el futuro de la economía mexicana a pesar de la coyuntura política y social y el entorno financiero global. De hecho, la caída de los precios internacionales del petróleo no ha modificado la apuesta de la firma por el sector energético, uno de los segmentos que, junto con el crédito a pequeñas y medianas empresas (pymes), es y seguirá siendo una de las prioridades de la firma.

 

En entrevista con 24 Horas, el directivo asegura que incluso la caída en los precios del crudo abre una puerta de oportunidad para una mayor participación privada y Santander está listo para abrir la llave del crédito para el sector energético, en el que de hecho ya participa.

 

De cara a la 78 Convención Bancaria, Martínez destaca también la solidez del sistema financiero mexicano, “un ejemplo frente al mundo”. En ese contexto, el banco apuesta al crecimiento en el financiamiento empresarial y productivo, que avanza a tasas de doble dígito, contrario a lo que sucede en el crédito al consumo, en el que, con todo, crecieron por arriba del promedio de la industria.

 

Hubo un cambio en el liderazgo de Santander a nivel global tras la muerte de Emilio Botín y la llegada de Ana Botín. ¿Ha habido algún cambio respecto a la estrategia en México?

 

Ésta es una institución muy consolidada, con un gobierno corporativo muy bien establecido, fue una de las cosas más importantes que hizo don Emilio Botín, y tiene unos mecanismos corporativos tan bien establecidos que a las 24 horas ya había una nueva presidenta del grupo, y no fue por dedazo, porque es un grupo con más de 3.5 millones de accionistas y tiene todo el mecanismo para decidir quién es la persona idónea. Coincidió que fuera Ana Botín, pero fue por méritos propios, después de casi 30 años de estar trabajando en el banco.

 

Ana Botín anunció una inversión del grupo por 15 mil millones de dólares para los próximos cuatro años en México, 10 mil millones de ellos para proyectos de infraestructura. ¿En qué sectores ven mayores oportunidades?

 

Principalmente el sector energético, porque es el que más proyectos de infraestructura va a tener, pero no estamos únicamente hablando de ese sector, sino de todos los proyectos de infraestructura relacionados con las reformas estructurales. En el energético ya empezamos, somos el financiero de Los Ramones. De momento Ramones 1 ya tiene crédito puente otorgado y 100% de Santander y lo vamos a sindicar el mes próximo, pero una vez que iEnova ganó con un aseguramiento nuestro, el crédito lo dimos ya en diciembre. También tenemos puesto nuestro ofrecimiento y esperamos ser uno de los bancos que financie el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.

 

¿No cambia para Santander la apuesta que tenía por el sector energético con la caída de los precios internacionales del crudo?

 

Al contrario, pensamos que van a llegar antes, que el gobierno va a flexibilizar sus condiciones para hacerlo más atractivo a la inversión privada que participe.

 

¿Cuáles son las áreas en las que apuesta Santander en los próximos años para crecer?

En la banca tradicional todos los segmentos nos interesan, algunos con mayor énfasis: gobiernos estatales serían los que menos, y pymes los que más, luego el crédito de consumo y el empresarial. Afortunadamente, hemos tenido un desempeño de liderazgo y de buen comportamiento.

 

Durante 2014 el banco creció el crédito a 18%, mientras que el sistema lo hizo a la mitad. Y dentro de los segmentos el que más creció fue el de pymes, con 29%, con lo que estamos consolidando nuestro primer lugar, y en el hipotecario somos el segundo banco y eso que no damos crédito de interés social; si le quitaras a todos los bancos ese segmento yo no sé si somos el dos o ya seríamos el uno.

 

¿Por qué no estarían interesados en gobiernos estatales? ¿Representan algún problema?

 

No, nuestro foco es utilizar nuestros recursos hacia la iniciativa privada, es a donde podemos aportar más. Hay otros dos bancos dedicados a gobierno, entonces no pensamos competir demasiado. Lo que está en nuestros resultados en el apartado de entidades financieras y gobierno (con un crecimiento de 55%) es porque la Comisión Nacional Bancaria y de Valores nos dice dónde debemos clasificar los créditos y las paraestatales importantes que tienen que ver con energía (Pemex y CFE), que para nosotros son clientes corporativos, se tienen que clasificar como gobierno.

 

En 2014 tuvieron un crecimiento menor en consumo (9%), y particularmente en tarjetas de crédito (5%) comparado con segmentos como pymes (29%). ¿Es parte de una estrategia de Santander o se debe a la debilidad del consumo interno?

 

Nosotros crecimos al 5% pero el mercado creció al 1%, es un producto que no está creciendo. Una parte creo que sí tiene que ver con el impacto de la reforma fiscal, de una parte de la población que vio disminuida su capacidad para comprar y gastar, y la otra es que la gente ha decidido no utilizar mucho la tarjeta de crédito.

 

En su crecimiento en pymes, ¿qué tanto ha influido la reforma financiera y en particular las garantías que ofrece la banca de desarrollo?

 

Específicamente en nuestro caso, la reforma financiera no cambia nada la estrategia que tenemos en pymes, aunque están alineados los objetivos, pero este crecimiento en pymes no es nuevo, los últimos cinco años el crecimiento está incluso un poco arriba de 30% anual en este segmento, y por eso es que hemos pasado del banco cinco al banco número uno.

 

Cuando nos decidimos a ser tan agresivos, el soporte de las garantías de Nafin fue fundamental. Somos el principal usuario de las garantías de Nafin y de Bancomext y yo te diría que más de 50% de los créditos a pymes tienen alguna garantía y nos ha servido muchísimo, porque con esos esquemas hemos podido crecer manteniendo la misma calidad de cartera.

 

Durante la discusión de la reforma financiera se hablaba de la informalidad de las pymes y de las pocas garantías que ofrecen, ¿esto ha cambiado?

 

Va cambiando, va lento, ojalá fuera más rápido, pero va tomando perspectiva. Con el énfasis de información por parte del gobierno y ofertas como la nuestra, donde premiamos la formalidad, porque podemos trabajar con ellos, y se dan cuenta que les hacemos la diferencia cuando los créditos y los servicios son de una calidad diferente, cuando se trata de un banco a cuando son créditos de otra índole, especialmente de la banca paralela, ésa que cobra carísimo, esperemos que ése sea el aliciente y se vea que entrar a la formalidad implica una ventaja. Es más barato pagar una tasa de 8% o 10% y pagar impuestos, que pagar tasas de interés de 80% o 100% con una entidad informal.

 

¿Mejoró la recuperación de garantías para los bancos con la reforma?

 

Hay una mejora, no diría que estamos en el mundo ideal, pero hay una mejora, y otra vez, las garantías de Nafin son un aliciente mayor porque ves que el escenario en el que te vas a desenvolver cuando desafortunadamente tienes que tomar una garantía ya no es tan adverso.

 

¿Qué representa para el sector y para Santander en particular la calificación de “compliant” que otorgó el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea a la banca mexicana por sus niveles de capitalización?

 

No deja de ser un motivo orgullo para las autoridades y para nosotros como sistema financiero. ¿Qué tiene de bueno y qué tiene de malo? Lo malo es que fuimos por delante de todos. Lo bueno es que tenemos una certificación de las autoridades mundiales de que México y su sistema financiero ya han hecho todo el trabajo, ya tenemos integrada toda la reglamentación de Basilea III que en otros países estará dentro de tres o cuatro años y en otros ni siquiera están pensando en implantarla completa. Es un reflejo de la solidez de la banca mexicana.

 

Nuestras autoridades pusieron un énfasis muy importante en ello porque vieron que podíamos y que deberíamos ser un ejemplo frente al mundo de la solidez del sistema financiero del país. Yo espero que pronto se nos vayan emparejando en el resto del mundo porque trabajamos con más restricciones, que qué bueno que lo hagamos, pero hay otros sistemas financieros que todavía son más laxos y les cuesta menos operar que a nosotros.

 

A la Convención Bancaria del año pasado se llegaba con todo el ánimo por las reformas, y ahora hay algunas complicaciones, como bajo crecimiento y descontento social. ¿Se llega a esta edición con un escenario distinto?

 

Nosotros llegamos con una actitud muy optimista. Si hace unos meses se pensaba que el país podría crecer a 4% y resulta que el ajuste de los precios del petróleo nos lleva a un escenario distinto, ni qué hacerle, es algo en lo que ni siquiera México hubiera podido meter las manos.

 

Pero las reacciones que ha habido han sido muy buenas, el haber actuado rápidamente con el recorte presupuestal, el estar revisando el ritmo en el que tienen que estar los proyectos de infraestructura, la participación del sector privado para suplir la falta de recursos del gobierno en los próximos meses o años, el tener la oportunidad por lo grave del evento de entrarle a este ejercicio de eficientar y recortar el gasto muy en serio, son cosas que no se hubieran hecho si no tuviéramos este escenario adverso por la caída del precio del petróleo, pero ve qué buena reacción.

 

Adicionalmente vemos una economía de Estados Unidos mucho más sólida y con mayor expectativa de crecimiento que hace unos meses, y las señales que estamos recibiendo de los clientes en cuanto a su actividad en la que se ve un mayor dinamismo, entonces vamos a crecer más que el año pasado sin duda y con fundamentos más claros. Y los proyectos de infraestructura que se veían en el tiempo se están flexibilizando para que tengamos la entrada de recursos de la iniciativa privada local y ser más eficientes en el recurso gubernamental. Lo que estamos logrando es que el país sea más competitivo y tengamos mayor posibilidad de generar ingresos y producir más barato.

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