Ante su escasa estructura política y electoral, Andrés Manuel López Obrador acaba de tomar por asalto a la Sección 22 de maestros de Oaxaca: el partido Movimiento de Regeneración Nacional registró como candidato a Azael Santiago Chepi, líder de la 22 en el periodo 2008-2012 contra la reforma educativa.

 

Y no sólo fue el registro de Chepi como candidato a diputado por un distrito de Oaxaca, sino que López Obrador otorgó el apoyo de su partido al Programa para la Transformación Educativa de Oaxaca (PTEO) que la Sección 22 exige que supla a la reforma constitucional del 2013.

 

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Lo que a la 22 le faltaba en Oaxaca para consolidar su lucha contra el sistema y contra el régimen llegó con el apoyo de López Obrador. Pero al mismo tiempo, el tabasqueño asumió ya formalmente el liderazgo político de la disidencia magisterial en Oaxaca y pronto lo hará en Guerrero: la disidencia magisterial que creció y se consolidó con el aval de la maestra Elba Esther Gordillo pasó a formar parte del sector sindical del Movimiento de Regeneración Nacional.

 

Como dirigente de la 22, a Chepi le tocó encabezar la lucha contra la política educativa y los paros ilegales que dejaron en el periodo 2008-2012 a 1.3 millones de niños oaxaqueños sin 111 días de clase (casi cuatro meses). En este periodo la 22 diseñó el PTEO como un programa de enfoque educativo para la liberación, el antineoliberalismo y la revolución social en las comunidades campesinas e indígenas de Oaxaca. El PTEO no pasó la prueba del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cienstav) del Instituto Politécnico Nacional por ser más ideológico que educativo. Eso sí, ese PTEO ya logró el apoyo de López Obrador.

 

La candidatura de Chepi es contradictoria: la 22 sigue su lucha al margen de los cauces legales con paros, choques violentos y ocupación de empresas privadas, pero también quiere llegar a los espacios institucionales del Congreso. Y si hay más posibilidades de que Chepi pierda las elecciones por el IV distrito de Tlacolula como hace tres años perdió en Ixtlán de Juárez, de todos modos la 22 busca jugar en las dos canchas: la institucional y la de la calles.

 

El mensaje de la candidatura de Chepi es más hacia la reforma educativa y hacia la reorganización de los grupos sociales de poder en Oaxaca con miras a la elección de gobernador el próximo año. Ante el fracaso estrepitoso del gobernador Gabino Cué Monteagudo y la casi imposibilidad de repetir la alianza PAN-PRD, López Obrador se apropia de la 22, asume el control político de la APPO y perfilaría al candidato a gobernador que pudiera darle a Morena su primer gobierno estatal, sobre todo por la total desorganización del PRD y del PRI en el estado y la declinación del PAN.

 

Asimismo, el liderazgo de López Obrador sobre la 22 le daría a la crisis magisterial de Oaxaca otra dimensión política, sobre todo ahora que van a comenzar las retenciones de salarios y los despidos de maestros que no cumplan con las exigencias de la evaluación educativa. Por lo pronto, la absorción de la 22 por parte de Morena llevará al gobernador Cué Monteagudo a someterse a las instrucciones políticas de López Obrador.

 

Los acuerdos logrados por la 22 en la Secretaría de Gobernación para bajarle de tono a las protestas -plazas, salarios y liberación de profesores delincuentes presos- estarían localizados en la pasividad gubernamental frente a la violencia magisterial, aunque a la larga sólo van a fortalecer el papel de López Obrador como el jefe político de los maestros disidentes en Oaxaca y Guerrero.

 

En este sentido, la lucha magisterial contra las reformas educativas entró en una nueva fase de activismo con el liderazgo de López Obrador de las protestas magisteriales de Oaxaca y Guerrero, dos plazas donde los profesores disidentes han pasado ya a una alianza abierta con organizaciones sociales guerrilleras.