ROMA. Originalmente el tres veces primer ministro italiano Silvio Berlusconi se sintió obligado a tratar con quien ahora ocupa su lugar, Matteo Renzi con la esperanza de lograr garantías legislativas para proteger su imperio empresarial malherido después de la humillación de su período de servicio comunitario por fraude fiscal y su expulsión del Parlamento.

 

Ahora el magnate asegura que Italia no vive en “una verdadera democracia” y declaró “roto” el acuerdo que ambos mantenían para sacar adelante algunas reformas.

 

“Somos conscientes de no vivir en una verdadera democracia. Este es el tercer gobierno (italiano) no electo”, afirmó Berlusconi en declaraciones recogidas por los medios locales.

 

El condenado por fraude fiscal en el caso Mediaset aludió así a que Renzi – después de Mario Monti y de Enrico Letta – es el tercer primer ministro italiano que dirige el país con la legitimidad otorgada por el Jefe del Estado y no con el respaldo de la soberanía popular expresada en las urnas.

 

Las críticas de Berlusconi, en la oposición, hacia el líder del gubernamental Partido Democrático (PD) se deben al hecho de que el veterano conservador está furioso porque Renzi propuso unilateralmente el nombre del jurista siciliano Sergio Mattarella para ser el nuevo presidente de la República.

 

Pese a no contar con el apoyo del partido de Berlusconi, Forza Italia (FI), Mattarella consiguió recabar los apoyos necesarios para convertirse en jefe del Estado.

 

“No era este el ‘Pacto del Nazareno’ que queríamos alcanzar para lograr el bien común. Habíamos creído posible llevar adelante las reformas institucionales y la ley electoral, y tener un presidente de la República consensuado por ambas partes”, apuntó Berlusconi.

 

“Pero no ha sido así porque el PD no ha respetado los pactos por puros intereses particulares”, agregó.

 

Renzi y Berlusconi establecieron un acuerdo en enero de 2014 para aplicar una serie de reformas del primer ministro, que el magnate empresarial considera similares a las que ha querido aplicar él desde su llegada a la política a mediados de la década de los 90.

 

En un discurso emitido en una cadena televisiva perteneciente a su grupo Mediaset, Berlusconi lamentó que Renzi centre sus esfuerzos en reformas estructurales que a su juicio “no son urgentes” y no en atajar el paro, la pobreza o controlar la inmigración.