En México, dos de cada 10 jóvenes que concluyen sus estudios de bachillerato y se colocan en un empleo no reciben pago por el trabajo realizado ni prestaciones, mientras que los otros ocho se emplean en trabajos donde no reciben prestaciones, advirtió el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Emilio Chuayffet.

 

Asimismo, “más de la mitad de los egresados de educación superior reciben ingresos muy precarios, equivalentes a tres salarios mínimos o menos; una cuarta parte carece de prestaciones sociales o trabaja sin contratos y al menos la tercera parte de los profesionales desempeña actividades que no guardan relación con su formación”, mencionó el funcionario durante su participación en la Cumbre Laureate Juventud y Productividad en México.

 

Lo anterior resulta contradictorio cuando 43% de los empleadores en el país aseguró tener dificultades para encontrar personal calificado para sus operaciones, de acuerdo con un estudio de ManPower citado por el responsable de la política educativa nacional.

 

Chuayffet Chemor destacó entre las razones de este fenómeno la falta de competencias técnicas entre 34% de los solicitantes de trabajo, la falta de experiencia (27%), la falta de postulantes (22%), certificaciones profesionales ausentes (15%), la falta de habilidades de empleabilidad (14%) y la falta de entusiasmo y motivación (12%).

 

“En México la juventud no cuenta con los recursos para impulsar las transformaciones que el país necesita. Dicha circunstancia se refleja en los niveles de desempleo o la existencia de un alta producción de egresados en trabajos de una baja productividad e ingresos, así como la frecuente desvinculación entre la actividad laboral y los estudios realizados”, añadió.

 

El funcionario señaló a la débil orientación vocacional y la escasa información con la que cuentan los jóvenes para elegir carrera como los factores que influyen a explicar estos desajustes.

 

Y es que, apuntó, mientras que a nivel técnico carreras como Administración y Ciencias de la Computación concentran 35% de la demanda, la Biología y Bioquímica sólo tienen 2.9% de las solicitudes. En educación superior, la licenciatura en Derecho tiene la mayor demanda, seguida por Psicología, Administración de Empresas, Ingeniería Industrial y Enfermería, “distribución que revela una insuficiente orientación vocacional y la preferencia por campos saturados”.

 

Chauyffet reconoció que estos desajustes también guardan relación con la calidad de la oferta educativa y la desactualización de programas, lo que suele provocar una enorme brecha entre las competencias que demandan las empresas y las que desarrollan los egresados de educación superior y media superior.