WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama ultima este martes los detalles del discurso del Estado de la Unión que ofrecerá esta noche en el Capitolio, en el que se prevé haga énfasis en la recuperación económica, la necesidad de una reforma migratoria y las recién renovadas relaciones con Cuba.

 

Obama asistirá a la sesión conjunta del Congreso, y se dirigirá a las 21:00 hora del Este (20:00 horas de México) a los legisladores, miembros del gabinete, dignatarios judiciales y militares, y por televisión a todo el país, para hablar de sus planes de cara al 2015.

 

Primera vez ante mayoría republicana

 

Tras las elecciones legislativas de noviembre pasado, será la primera vez que se dirija al Congreso con una mayoría republicana en las dos cámaras desde que llegó a la Casa Blanca, y su séptimo y penúltimo discurso del Estado de la Unión.

 

Consciente de la oposición a la que se enfrenta y de la necesidad de cambiar la dinámica política, Obama prefirió desvelar las líneas maestras de su alocución en las últimas semanas a través de una gira que le ha llevado a diversos puntos del país.

 

En su primer viaje tras las vacaciones navideñas, Obama anunció en Phoenix (Arizona) que la Administración de Vivienda Federal recortará las tasas de seguros del 1.35% al 0.85%, lo que según sus cálculos supondrá un ahorro anual a unos dos millones de estadounidenses de 900 dólares si compran casas o refinancian sus hipotecas.

 

La reducción de gases metano y el cambio climático, junto a nuevas propuestas para la financiación de infraestructuras, serán otros de los aspectos que Obama tocará en su alocución, sobre la que lleva semanas trabajando su director de discursos, Cody Keenan.

 

La intervención de Obama es probablemente su mejor oportunidad de ser escuchado por los ciudadanos estadounidenses, ya que se trata de uno de los eventos políticos que recoge mayores índices de audiencia

 

Cuba y las nuevas relaciones

 

Obama también se dirigirá a los congresistas hablar de su nueva postura hacia La Habana.

 

Además del histórico giro de su gobierno para acabar con el embargo a Cuba, Obama insistirá también a los legisladores sobre la necesidad de trabajar en el sistema migratorio del país desde el Congreso, que ha sido incapaz de aprobar una reforma migratoria integral en los últimos dos años.

 

A raíz de esa falta de consenso en los pasillos del Capitolio, el mandatario decidió actuar de manera unilateral el pasado noviembre hasta donde alcanzase su capacidad ejecutiva, unas medidas que evitarán la deportación de unos cinco millones de indocumentados pero que también le están trayendo duros enfrentamientos con los conservadores.

 

Precisamente esta semana, partirá la primera delegación oficial del Departamento de Estado para comenzar las negociaciones con el Gobierno de Raúl Castro, un acercamiento a la isla sobre el que también encuentra una férrea oposición entre los legisladores.

 

A este respecto, contará con la presencia como invitado del excontratista estadounidense Alan Gross, encarcelado por Cuba durante cinco años y liberado recientemente a la luz de las negociaciones.

 

La prioridad de la clase media

 

En su discurso anual a la nación también se prevé haga hincapié en las desigualdades en los ingresos y la situación de la clase media, para orientar el debate con miras a las elecciones del 2016, en vez de establecer una agenda realista para el Congreso.

 

Los llamados de Obama para aumentar los impuestos a los ricos, hacer accesibles los colegios comunitarios a muchos estudiantes y expandir la licencia paga a los trabajadores, tienen pocas posibilidades de ser aprobados por el Congreso de mayoría republicana.

 

Arropado de datos económicos positivos y una mejora de su aprobación ciudadana, el presidente estadunidense declarará ante los congresistas el “resurgimiento” de la economía estadounidense como un hecho consumado, aunque aún enfrente retos.

 

El mayor de ellos, señalará, será extender esa sensación de “recuperación” dentro de la clase media y fortalecerla, redoblando los esfuerzos, impulsando los salarios y la movilidad laboral.

 

Pero el debate sobre la situación económica de la clase media parece un tema crítico para la campaña electoral.

 

“La desigualdad y especialmente la creciente brecha en oportunidades se han convertido en una prueba para el 2016”, comentó Robert Putnam, un politólogo de Harvard que ha discutido cuestiones de desigualdad con el presidente y sus asesores. “El boleto de entrada para la lotería presidencial es tener una política —alguna política— para lidiar con este asunto”.

 

Así mismo, el presidente abordará la tan esperada reforma fiscal con la que pretende aliviar a las familias de clase de media e incrementar la carga impositiva a las rentas más altas, por lo que aquellos ingresen más de medio millón de dólares, verán subir sus impuestos del 23.5 % al 28.

 

Su propuesta elevaría los ingresos de los estadounidenses a las arcas públicas en 320 mil millones de dólares provenientes de los más ricos y las empresas en diez años, mientras que reduciría la recaudación a la clase media en 175mil  millones de dólares.

 

Por cierto, los posibles aspirantes republicanos Jeb Bush y Mitt Romney han estado hablando abiertamente sobre la desigualdad en los ingresos y la necesidad de brindar más oportunidades a los menos pudientes. En el bando demócrata, la senadora Elizabeth Warren parece interesada en mantener el partido concentrado en una agenda económica populista, aunque ella no suena para candidata a la Casa Blanca.

 

Elecciones 2016

 

A medida que la atención nacional se va enfocando en las elecciones del 2016, la Casa Blanca deja en claro que quiere seguir estableciendo las bases del diálogo económico nacional.

 

El secretario presidencial Denis McDonough dijo el martes que Obama estaba dispuesto a mejorar las condiciones de los ciudadanos de clase media. “Está concentrado en hacer todo lo posible para la clase media”, afirmó.

 

Los asesores del presidente sostienen que el debate sobre la desigualdad en los ingresos ha significado una victoria para los demócratas, incluso el triunfo sobre Romney en la campaña presidencial del 2012.