Por Ángel Cabrera

El rugir de los motores es casi melódico, las Harley Davidson ‘serpentean’ rumbo a Cuernavaca mientras el eco de su potente estruendo se pierde entre la carretera.

Son 250 pilotos del Harley Owners Group (HOG) Chapter Ajusco o como ellos les gusta denominarse HOG Ajusco, uno de los clubes mexicanos con aval internacional de la legendaria marca de motocicletas.

Enfundados en trajes de cuero han dejado atrás sus facetas de empresarios, ejecutivos,esposos o padres, al subirse a la poderosa bestia de dos ruedas se convierten en ‘Harleros’ y está vez se dirigen a su primera rodada en la Hacienda de Cortés en Cuernavaca.

Casi al llegar al destino, después de 50 minutos de ruta, las Harley atraviesan por colonias y calles habitadas, la gente sale de sus casas o negocios, incluso los autos detienen su marcha para observar la caravana; algunos los miran asombrados y otros apuran a sacar sus celulares para captar el fugaz momento.

En la Hacienda de Cortés -un complejo arquitectónico de 1529 y que fue cedido por la Corona española a Hernán Cortés- se ha dispuesto un salón y platillos variados para que los ‘Harleros’ convivan y abran sus actividades de 2015.

foto 3Pero estacionar 250 motocicletas se complica, se pierde la melodiosa sonoridad de los motores en la carretera, ahora rugen cada uno por su lado y buscan un resquicio para aparcarse.

Los pilotos del HOG Ajusco y otros clubes de motocicletas pertenecen a una élite que posee, puede costear, e incluso, personalizar, la legendaria motocicleta. “No es un hobbie barato”, explica  José Luis Olvera, presidente del grupo.

El club se fundó hace 12 años, y desde hace tres es comandado por José Luis, actualmente cuenta con 90 miembros oficiales más otras decenas de clubes externos que se unen en sus rodadas.

Todos los miembros comparten la misma pasión: el crujir de ese motor inigualable -patentado y registrado como marca-, “es una bestia que está viva”, señala el dirigente de los HOC quien es acompañado por otros de sus líderes, Sócrates Monzalvo, él adquirió el gusto por las Harley hace poco tiempo por impulso de su esposa.

La pasión por la marca va más allá de poseer la motocicleta: mientras Sócrates detalla que este año tienen planeadas 15 rodadas en el interior de la República, su celular suena con el tono de Harley, además, todo su atuendo tiene el mismo símbolo.

Su club, además de ser un espacio de convivencia familiar donde converge ese selecto grupo de poseedores de una Harley Davidson personalizada, impulsa la labor social y el manejo responsable de motocicletas.

A sus miembros les dan clínicas de primeros auxilios, mecánica de emergencia, entre otras. Mientras que con otros club’s como el de Los Colorados organizan labores altruistas como la donación de juguetes en Día de Reyes, la entrega de despensas a personas de escasos recursos o la visita a un asilo.

Tras la convivencia y la foto oficial es momento de partir.

De retorno a su hogar, la pasión de José Luis y Sócrates se detendrá. Apagarán el motor, guardarán su traje y regresarán a su labores cotidianas. Aunque confiesan, “que si se pudiera”, harían su vida diaria como “harleros” y aceptan que los estereotipos persistentes en el país se los impiden.

Sin embargo, existe un miembro de su grupo que ha logrado vencer esas barreras, Dave Jones, con más de 60 años, una prominente barba blanca y sendos tatuajes en sus brazos, es originario del País de Gales y avencindado en México desde hace 18 años.

Dave utilizó el dinero de su jubilación para adquirir una Harley Davidson única, de ese modelo sólo existen dos mil en el mundo, y es el único del HOG Ajusco que se da el gusto de ser ‘harlero’ siempre. Mañana, como todos los días, encenderá el motor de su motocicleta para llegar a tiempo a la escuela primaria de la cual es director.